Otro monumento al venado se inauguró en Mazatlán. A pocos metros de ahí, la especie es acorralada por desarrollos inmobiliarios. Uno de los venados fue atropellado hace una semana.
En Mazatlán se levantan monumentos en honor al venado mientras que su hábitat es destruido por la expansión de la mancha urbana. Un tercer monumento a esta emblemática especie se inauguró el viernes 21 de junio en la glorieta ubicada entre la avenida Carlos Canseco y Paseo del Atlántico.
La escultura de acero, de 14 toneladas de peso y 10.50 metros de altura mira hacia el norte; se llama «El Gran Orgullo» y es de color rojo en alusión al amor que la población mazatleca siente por su tierra y al carácter arrojado que le distingue; es un regalo de la empresa Dportenis para la ciudad.

El domingo previo a su inauguración, un venado real fue atropellado a un kilómetro del orgullo de metal, cuando intentaba cruzar la avenida Carlos Canseco. El animal salió de un predio deforestado en el que él y otros ejemplares de su especie quedaron atrapados; rodeados de fraccionamientos y vialidades.
Un conjunto de palmeras abanico (Washingtonia filifera) son el único resguardo para estos mamíferos. El terreno fue «rasurado» hace meses como parte del proceso de urbanización. Un arroyo que cruza la tierra desnuda les aporta agua; es todo lo que queda para ellos.
Del otro lado de la Carlos Canseco hay una mancha de vegetación. El venado no alcanzó a llegar porque fue embestido por un vehículo. Hechos como este han sido más comunes desde que el desarrollo inmobiliario y turístico de Mazatlán repuntó.
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Lo mismo ha estado sucediendo con otras especies que habitan la selva baja caducifolia que es arrasada con maquinaria o incendios, sin que se implemente un programa de reubicación. Tampoco se dejan corredores o pasos de fauna, ni se instala señalética en las carreteras.
La otra cara de la expansión urbana
Aunque la zona norte concentra la mayor cantidad de desarrollos inmobiliarios de tipo residencial y turístico, la deforestación por urbanización se aprecia en toda la periferia de la ciudad, según se ha podido constatar a través de los recorridos realizados por Son Playas.
Grandes extensiones de terrenos están siendo talados en las orillas de la ciudad y cerca de comunidades rurales para abrir paso a complejos habitacionales y fraccionamientos campestres, incluyendo cerros que son desprovistos de su vegetación o explotados para la extracción de materiales pétreos. También se ha detectado el relleno de lagunas, tiraderos clandestinos de escombro y basura, que las propias autoridades municipales han señalado con anterioridad.
Se estima que la superficie urbana de Mazatlán es de 7 mil 776 hectáreas, con un crecimiento promedio de 156.8 hectáreas por año, según se dio a conocer el pasado miércoles 19 de junio durante el Taller Participativo de Proyectos para el Programa de Desarrollo Urbano del Centro de Población de Mazatlán.
El diagnostico presentado por la consultora PPI en ese evento señala que entre las principales problemáticas de la ciudad se encuentra la expansión urbana, suelo vacante, vivienda deshabitada y abandonada; falta de vivienda asequible, inundaciones por colapso de drenaje, deforestación de manglares, contaminación ambiental (ríos, esteros y mar); elevada tasa de motorización, transporte público deficiente, congestión vial, inseguridad y gestión deficiente de residuos sólidos. La problemática que se menciona queda en evidencia al transitar la ciudad.
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El municipio aún carece de un Programa de Ordenamiento Ecologico Local (POEL) que regule los usos de suelo, proteja, restaure y fomente el uso sustentable de los recursos naturales que circundan a la ciudad (fuera de los centros de población). Este instrumento de politica pública, contemplado en la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, finalmente será elaborado luego de que el Cabildo lo autorizó durante la sesión extraordinaria celebrada el viernes 21 de junio de este año.
En tanto, también se elabora el Programa de Desarrollo Urbano del Centro de Población de Mazatlán a través del Instituto Municipal de Planeación (Implan).
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Los venados de Mazatlán
Mazatlán significa tierra de venados en lengua náhuatl. La especie que habita en Mazatlán es el venado cola blanca (Odocoileus virginianus), y aunque no se encuentra en la lista de especies amenazadas en México, se ve afectada por la destrucción de su hábitat, al igual que otros animales que sí se encuentran en riesgo.
El vínculo con la cultura e identidad de su población se refleja en el escudo del municipio y en sus esculturas. Con «El Gran Orgullo», la especie icónica ya tiene tres monumentos en espacios públicos. Otro más fue colocado en Plaza Laguna, luego de exhibirse temporalmete sobre el malecón, el año pasado, dando un total de cuatro.
Los movimientos de este animal y su mundo natural son representados en la danza del venado, uno de los rituales de origen prehispánico más importantes para las comunidades yaquis y mayos que habitan en Sonora y Sinaloa, de acuerdo con información del INAH. También da nombre a una de las tres islas que corona la bahía de este municipio costero al igual que el equipo de béisbol local.
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Esta especie habita la selva baja caducifolia, compuesta principalmente por árboles pequeños que pierden sus hojas durante la época seca del año y reverdecen durante la temporada de lluvias. Se estima que en este ecosistema viven alrededor de 6 mil especies de plantas adaptadas a la sequía y que cerca del 40% de sus especies son endémicas, es decir, solamente se encuentran en estos espacios, según datos de la Comisión para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
La flora y fauna de la selva baja caducifolia, el ecosistema más amenazado del mundo, ha sido arrasada en Mazatlán incluso en zonas que estaban contempladas para conservación ecológica en el Plan Director de Desarrollo Urbano que se encuentra en proceso de actualización.
Especialistas consideran que el municipio podría recuperar su cobertura vegetal y restaurar las tierras degradadas si se implementa una política pública ambiental que priorice a la naturaleza; que se decreten reservas naturales y un programa de reforestación de especies nativas. Conoce las propuestas en este enlace.
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