Desde la fundación de Mazatlán, y por diferentes razones, los habitantes del puerto eligieron las partes altas para instalarse, transformando incluso en cerros lo que en un principio fueron islas. Hoy, la inamovible ley natural y las acciones del ser humano se enfrentan en lo que se anticipa podría ser una tragedia anunciada.
El boom inmobiliario aprovecha cada centímetro de los cerros por cuya vista son considerados zona de alta plusvalía. La zona costera del puerto es otro caso, todos quieren tener vista al mar, la mejor para obviamente ser la más costosa de mayor demanda. La pregunta consecuente es: ¿a costa de qué?
Las lluvias recientes, en la madrugada del jueves 7 de septiembre, arrastraron desde el Cerro de la Nevería piedras y lodo, hasta llegar al Paseo Olas Altas, a pocos metros del monumento al venado. Vecinos de la zona señalaron que esto es producto de los permisos irregulares que otorgó el Gobierno Municipal, específicamente la eliminación de una barda perimetral.
Al respecto, el Alcalde Édgar González Zataráin informó ese mismo día que se registraron cinco deslaves, tres de ellos en el Cerro de la Nevería, los otros en el Cerro del Vigía. En un balance preliminar de los daños por la lluvió, el funcionario informó que esto se debió al movimiento de la tierra a causa de las constructoras que están trabajando en el cerro.
Semanas antes, justo a la altura de la llamada Cueva del Diablo, por el Paseo del Centenario, cayeron rocas desde el Cerro de la Nevería que llevaron a cerrar el área a los turistas.
A mediados de agosto, también después de fuertes lluvias, hubo un deslave en el cerro El Crestón. Una roca de gran tamaño cayó sobre el acceso al Faro, paseo turístico que fue cerrado temporalmente.

LA NATURALEZA ES IMPARABLE: PROTECCIÓN CIVIL
La composición física de los cerros, la erosión al paso del tiempo, microsismos, los embates de la naturaleza como viento y lluvias principalmente, se suman al crecimiento urbano y dan lugar a las afectaciones en los cerros de Mazatlán, informó Eloy Ruiz Gastélum, coordinador municipal de Protección Civil
“Todo lo que son cerros, por naturaleza sufre una erosión con el paso del tiempo. Por embates de la naturaleza, lluvias principalmente, cerros que han sufrido desprendimientos de material pétreo, diferentes cantidades y proporciones, material arcilloso, material rocoso que no está bien sujeto ya a lo que es el mismo cerro como tal, su composición”, explicó el funcionario.
Todos los factores climatológicos, los factores naturales, afectan de forma directa e indirecta
Tenemos que entender que en la región se presentan microsismos todos los días, esto va sufriendo un desgaste natural. Después de ello vienen los efectos secundarios
Eloy Ruiz Gastelum
La erosión y el desgaste de las estructuras o cerros sufren un desgaste natural, explicó, un análisis de hace 30 o 40 años presentan condiciones diferentes a las actuales, no son las mismas ni de vegetación ni de terreno como tal.
“Cómo estaba el cerro de la nevería hace 30 años y cómo está ahorita. Es inevitable el desarrollo y el crecimiento urbano, que hacen que las estructuras cambien. Estoy de acuerdo, pero tienen que cambiar con las medidas correspondientes también”, señaló.
Pone como ejemplo las fuertes lluvias que se han registrado, la última de ellas de casi 190 milímetros de precipitación en un corto periodo de tiempo, que llevó incluso lodo y piedras al malecón al ser eliminada una barda perimetral.
“Ese predio en cuestión es uno que estaba en proceso de obra. Posiblemente ahí la técnica que utilizaron para el retiro de material pétreo, la acumulación de agua y todo lo correspondiente fue un tanto predisponente para que sucediera lo que sucedió”, detalló.
La institución a su cargo forma parte de la cadena que permite o no la construcción de nuevos predios, de cualquier tipo, no solo en los cerros. Cuando se presenta un proyecto de construcción, llega con ciertas condicionantes y factores a evaluar.
Las condicionantes, explicó, las pone la Dirección de Planeación, el Plan Municipal de Desarrollo y el Instituto Municipal de Planeacion Urbana de Mazatlán, IMPLAN.

“Aquí con nosotros qué es lo que se hace, se verifica lo que es el Acta Municipal de Riesgos que le dice al constructor: mira, el predio está expuesto a esto, ya sea riesgo físico tecnológico, por debilitamiento del terreno, por impacto pluvial o fluvial (de ríos), por algún tipo de afectación que se presentara”, detalla.
Para ello se le exige al constructor o desarrollador que haga los estudios especializados correspondientes, dice, entre ellos viene el análisis realizado por un tercer acreditado especialista en la materia y el proyecto tiene que ajustarse a lo que son las medidas de mitigación de las consecuencias.
“A fin de cuentas, que el proyecto sea un espacio seguro y armónico tanto para los que lo van a habitar como los que van a colindar con ellos”, especifica.
El objetivo, retoma, no es solamente garantizar la seguridad, sino que el inmueble no va a tener problemas a corto, mediano o largo plazo, puesto que se tiene que garantizar la inversión y que ésta no afecte a otras personas.
“Porque no están invirtiendo ni mil ni dos mil ni tres mil pesos. Son millones de pesos que se invierten en una obra de esa naturaleza, tienen que asegurar lo que es la inversión, y sobre todo que no va a sufrir desperfectos para las personas que lo habitan ni para las personas que ya viven en la zona, ni antes, ni durante el proceso de obra, ni una vez que ya está terminado”, asienta.
DESGAJAMIENTOS, PROCESO NATURAL DE LOS CERROS: DIRECTOR DE DESARROLLO URBANO
La naturaleza de los cerros es desgajarse, apuntó el director de Desarrollo Urbano Sustentable, Paul Wenceslao Galindo Maldonado, sin embargo, en esta ocasión, específicamente respecto al lodo y piedras que llegaron hasta Olas Altas, contribuyeron algunos factores humanos que aceleraron este proceso.
En la parte alta del cerro había un inicio de obra, informó, una edificación de dos niveles, la cual obtuvo su dictamen de uso de suelo en la administración pasada y la licencia de construcción este año.
Sin embargo, aclaró el funcionario, esta obra fue suspendida por Protección Civil por hacer trabajos fuera de horario y además no contar con las medidas adecuadas en materia de protección, como áreas delimitadas y de material de resguardo; además de derribar el muro de contención para facilitar el trabajo de la maquinaria.
Al ser suspendida la obra estos trabajos quedaron inconclusos y ante la inesperada y fuerte lluvia, el material acabó lavándose y arrastrándose calles abajo.
El funcionario consideró que no se puede culpar del todo al constructor o a la construcción en sí, por ello no hubo ningún tipo de sanción, solo se pidió el apoyo al desarrollador para realizar los trabajos de limpieza de las calles.

SE APUESTA POR EL CRECIMIENTO VERTICAL EN EL SUELO URBANO
Cuestionado sobre la decisión de otorgar permisos o no para la construcción de edificaciones tipo torre en los cerros, zonas de riesgo, el funcionario municipal reconoció que esto es muy complejo.
Por un lado, explicó, están las normas y reglamentos bajo los que trabaja la dirección de Desarrollo Urbano Sustentable, cuya función principal es dictaminar y emitir licencias de construcción y dictámenes de uso de suelo, y por otra parte los documentos normativos de índole superior, como las leyes generales.
El primer marco normativo, el Plan Director de Desarrollo Urbano, elaborado por el Instituto Municipal de Planeación en el 2005 con visión al 2015, ahí se especifica la compatibilidad de usos de suelo, es decir, si es habitacional, comercial, industrial etcétera. Particularmente en el Cerro de la Nevería, explicó, el suelo es clasificación H1: Habitacional unifamiliar o plural familiar, pero de baja densidad, 50 habitantes por hectárea.
El segundo marco normativo, donde están algunas leyes generales como la de Asentamientos Humanos y la de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano del Estado de Sinaloa, elaborado en el 2018, se plantean otro tipo de criterios para las ciudades, como la redensificación y el aprovechamiento del suelo urbano para evitar la expansión desmedida de la ciudad hacia la periferia, por el costo que implica el seguir creciendo de forma horizontal.
En el Cerro de la Nevería y Cerro del Vigía todavía hay mucho baldío y ese baldío es un suelo urbanizable disponible. Todos tenemos derecho a vivienda y en tanto que sigamos pensando que el cerro únicamente puede ser de baja densidad es seguir trabajando bajo un criterio de subutilización del suelo
Paul Wenceslao Galindo Maldonado
Desde su punto de vista, la densificación debe ser permitida, siempre y cuando las infraestructuras y los servicios lo permitan, así como permite incrementar los coeficientes de uso de suelo, que es una relación aritmética existente entre la superficie total construida en todos los niveles de una edificación y la superficie total del terreno.
Esto, mientras no se afecte a terceros, pero para ello se tendría que hacer también una modificación al marco normativo local.
«Me parece que nos toca estar en esa parte media y tener un equilibrio. En ese sentido, considero que debemos ser muy respetuosos también de las alturas, sobre todo en el cerro, para no perjudicar la vista de los vecinos», añadió.
En Mazatlán hay diferentes categorías de zonas de riesgo, algunas por inundación y otras por deslizamiento, no obstante, eso no significa que no se pueda construir en una zona así, sino que también se debe presentar un estudio de cómo se va a mitigar dicho riesgo.
Añadió que todos los edificios que se construyen en esta zona tienen que llevar sus cimientos y anclajes avalados por un geotecnista y presentar un análisis de estabilidad de taludes.
«En el cerro la cimentación está en la piedra sana con capacidad de carga adecuada para este tipo de edificios y los anclajes siempre son en sentido horizontal, aunque el suelo trasladado se deslave el edificio no tiene por qué moverse».
Respecto a la pretensión de construir una tirolesa que conecte el Cerro del Vigía con el Cerro del Crestón, Galindo Maldonado reveló que a su Dirección hasta el momento no se ha ingresado ninguna solicitud de licencia para tal proyecto. Es en el Cerro del Crestón donde tuvo lugar un desgajamiento que mantiene el área cerrada al público.
«Estoy informado más por los medios de comunicación de esa pretensión de tirolesa. Ante la Dirección no se ha ingresado ningún proyecto, ninguna solicitud, porque al ser competencia de Semarnat, primero tendrán que acreditar los permisos por parte ellos, además de que está constituido un patronato del Cerro del Crestón y el patronato había estado oponiéndose dado que esto iba a generar una afectación a la fauna», comentó.
Mientras que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no dictamine de forma positiva un Manifiesto de Impacto Ambiental eso difícilmente va a caminar, indicó.

EN MAZATLÁN SE VIVE UNA ANARQUÍA: ÁNGEL GARCÍA CONTRERAS
Más allá del desgaste natural de las estructuras, para Ángel García Contreras, consultor ambiental, las afectaciones que se están presentando en los cerros es producto de omisiones en el trabajo de dependencias municipales y federales y no se deben seguir haciendo construcciones hasta que haya un estudio serio de cómo está la zona.
Es parte de la anarquía que prevalece en Mazatlán, que se ha intensificado con el boom inmobiliario, las licencias de construcción que, dijeran los abogados, se obsequian de manera generosa y dispendiosa, prácticamente sin ningún requisito, sin ninguna condicionante
Ángel García Contreras.
El especialista cita como base el Artículo 27 constitucional, donde se establece que en las áreas ganadas al mar o colindantes con el mismo, corresponde a las autoridades federales no solo adjudicar en propiedad privada, sino también ordenar y vigilar los asentamientos humanos que en ellas se creen.
Forzosa y necesariamente, por sus características naturales y como terreno ganado al mar, especifica García Contreras, se debe aplicar también un estudio de impacto ambiental, como lo establece la Ley Federal de Protección al Medio Ambiente.
“Eso si la Dirección de Planeación fuera sumamente observante de la normatividad. Que no lo ha sido, no solamente en este momento. De manera permanente ellos están en la lógica de porque ya están dentro del casco urbano, porque ya tienen usos del suelo municipales, ya pueden, sin ninguna condicionante, emitir una licencia de construcción, en lo cual están totalmente equivocados”, determina quien fuera director de ecología y medio ambiente .
Pone como ejemplo lo que hoy es Plaza Acaya, cuya construcción se detuvo aunque tenían licencia municipal de construcción, esto porque ahí se encontraban algunas especies en peligro de extinción, tanto de flora como de fauna.
“Cayó la Profepa y tuvieron que hacer los estudios procedentes. No necesariamente porque esté dentro de la mancha urbana o tenga uso de suelo municipales la ley general o el marco jurídico ambiental no se va a aplicar”, determinó.
En el caso de los deslaves, retoma, como un terreno ganado al mar, es de jurisdicción federal y por lo tanto en materia ambiental correspondería, además del estudio de impacto ambiental, hacer uno de mecánica de suelos para ver el nivel de carga que puede tener un cerro o una ladera como este caso.
“Ahora resulta que son los que mayor plusvalía porque tienen vista al mar. Y ante el boom inmobiliario le han salido dueños hasta a la cueva del diablo”, lamenta.
La dirección de planeación municipal, explica, aparte de pedir todos los estudios ambientales procedentes, debe pedir la factibilidad de protección civil.
“Habría que ver si tienen la factibilidad de protección civil a todas esas obras. Si la tienen, mal: y si no la tienen, por omisión. La Ley General de Protección Civil establece que hay responsabilidad penal de la autoridad que por dolo u omisión esté permitiendo ese tipo de obras, porque pones en riesgo no solo los bienes sino la integridad física de gente, son zonas turísticas”, advierte.
Determina que es necesario exigir a la autoridad, primero, que pare de liberar licencias de construcción en los cerros, laderas y terrenos ganados al mar que no tengan todos los requisitos federales y los dictámenes de Protección Civil, para que asuma su responsabilidad legal.
“De la capacidad de carga de ese cerro. Imagínate, casi está virgen el cerro del Crestón y ve los deslaves, un cerro virgen prácticamente, ahora imagínate el otro, que ya está totalmente invadido”, alertó.
Quitarle la cobertura vegetal y forestal al suelo permite que inicie el proceso de erosión, señala, la lluvia comienza a penetrar los huecos de la roca porque no es homogénea.
“Debería decretarse una medida técnica para que la asuma la Dirección de Planeación. En todas esas zonas evaluar el nivel de carga, las condiciones ambientales, para que emitan opinión técnica de que ya no se puede, ya no se deben expedir permisos de construcción si acaso no cuenta con todos los estudios que marca la normatividad, y que no sigan expidiendo permisos de construcción como pan caliente”, determina.
LA CIUDADANÍA TIENE RAZÓN: SERGIO VALLE
La ciudadanía tiene razón, están sumamente impactados todos los cerros de Mazatlán, determina el Maestro en Ciencias y miembro del Consejo Ecológico de Participación Ciudadana Sergio Valle Espinosa.
“Y no nada más el cerro del Vigía, sino todos los cerros que se ocultan en el centro de la ciudad de Mazatlán, como es el Cerro de la Nevería, el cerro del Crestón”, especifica el investigador.
Explica que Mazatlán es una península, estaba rodeado de un montón de islas que se fueron pegando. Por ejemplo, dice, hace 200 años era una isla el Cerro Casamata, donde estaba la Prepa Rosales, hoy Centro Cultural Universitario.
Esos cerros, antes islas, se fueron habitando, se rellenaron esteros y se convirtieron en cerros que fueron habitados, convertidos en colonias como parte de un urbanismo totalmente anárquico, fuera de orden
Sergio Valle Espinosa
Otro ejemplo más típico es el Cerro de El Crestón, continúa, era una isla que luego se pegó el Cerro de la Nevería por medio de la azaga, un camino estrecho de terreno ganado al mar.
Personalmente él realizó en 2018 un dictamen técnico profesional sobre un proyecto que pretende instalar una tirolesa que una el Cerro del Vigía con el Cerro de El Crestón, sin tomar en cuenta todas las consecuencias ecológicas y de seguridad que ello implica. En abril de este año lo entregó a las autoridades una vez más, en este caso a la actual administración municipal.
La realidad es que nunca se previó que Mazatlán iba a crecer, destaca, y se fue poblando de una manera desordenada, anárquica, sin planeación.
“De ahí, ante el proceso de un crecimiento expansivo tan terrible como el que estamos viviendo, que los cerros que antes eran islas se tienden a desgajar. Como el caso concreto del faro, que últimamente lo quieren hacer tirolesa; en el Cerro de la Nevería se hicieron un montón de construcciones, como también en el Cerro del Vigía”, lamenta.
Por el crecimiento expansivo es que la gente está protestando, dice, porque antes las construcciones eran muy aisladas y hoy están plagados de construcciones.
“Lógicamente que, al haber unos meteoros como ciclones o fuertes lluvias, lógicamente que hay deslaves. Gracias a Dios no ha habido desgracias humanas, por favor que no sucedan. Es tiempo de que se vuelva a planificar”, pide.
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