- Conforme la mancha urbana se extiende sobre la selva baja caducifolia, los avistamientos de venados cola blanca han sido comunes.
- Mazatlán levanta monumentos a esta especie emblemática, mientras su hábitat natural es destruido.
Texto: Leda Garrido/Redacción Son Playas
Una familia de venados cola blanca quedó acorralada por la urbanización que avanza a lo largo de la avenida del Delfín, en Mazatlán. El 14 de diciembre de este año, a las 8:43 de la mañana, se realizó el avistamiento de ejemplares adultos con crías de diferente tamaño en el parche verde que aún existe entre la nueva vía y la parte trasera del fraccionamiento Mediterráneo Club Residencial.
Los venados se encontraban aproximadamente a unos 150 metros de distancia de una máquina que ya abre caminos para hacer obras junto al canal que atraviesa esa zona de alta plusvalía, en la cual se desarrollarán nuevos fraccionamientos. Es ahí donde el crecimiento urbano dejó encerrados a estos especímenes.
El biólogo Óscar Trejo pudo captar las imágenes de los venados, dando seguimiento a otro avistamiento realizado durante el verano de este mismo año, cuando pudo observar a un macho, una hembra y dos crías.
Las avenidas Carlos Canseco, Paseo del Atlántico, el desarrollo de fraccionamientos como Mediterráneo y Prados del Sol, dejaron libre un gran polígono que recientemente fue dividido por la avenida del Delfín. Los avistamientos de venados cola blanca han tenido lugar al costado de esa nueva vía, pero podría haber más de ellos o, incluso, otras especies de fauna
“Si vas de Chulavista hacia Liverpool te queda del lado izquierdo donde hemos visto los venados; pero también del lado derecho documentamos huellas y heces”, explica el también integrante del Consejo Municipal para el Desarrollo Sostenible, por parte del sector social.
En 2020, Son Playas publicó información sobre cómo es que Mazatlán está perdiendo el hábitat de esta especie emblemática a causa de la expansión urbana. En el reportaje se observa la imagen de un venado cola blanca (Odocoileus virginianus) corriendo en un predio devastado por el paso de la maquinaria pesada, como parte del proceso de urbanización en el polígono de referencia.
Esto llevó a que Óscar Trejo y un grupo de ciudadanos comenzaran a documentar la flora y fauna de la zona, acciones que se detuvieron al iniciar el saneamiento del canal del arroyo El Seminario. Desde entonces, en la misma área se registró un incendio, posterior al cual entraron tractores para desmontar otra parte del terreno.
“Este es un parche muy grande que si bien no hay vegetación prístina (original), sí existe la de tipo secundaria, es decir, producto de un desmonte y que lleva más de 20 años recuperándose”, señaló.
Es en esa área donde se reanudaron las actividades de senderismo una vez inaugurada la hoy transitada vía.
“De venados encontramos un macho y después vimos a la hembra con dos crías en dos recorridos distintos. Yo después fui en agosto de este año y vi huellas frescas de dos venados”, refiere el especialista.
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En su último recorrido, Trejo pudo captar imágenes de la hembra, una cría y otro venado que no se puede diferenciar en sexo y edad, pero se aprecia de mayor tamaño que el cervatillo.
Desde su punto de vista, este avistamiento significa que los venados todavía se resisten a salir de ese ecosistema, el suyo.
“Al tener una máquina cerca, como a 150 metros, aunque se ve que alcanzaban a escucharla, no se fueron. Ahí siguieron, nada más se metieron un poquito a la vegetación”, detalló.
En otra de las fotos se alcanza a ver el paso de un vehículo por la avenida de la Marina, prueba de que el terreno también tiene acceso por esta vía.
Levantan monumentos en su honor, pero destruyen su hábitat
En lengua náhuatl, Mazatlán significa tierra de venados. El escudo del municipio incluye la cabeza de un venado de perfil en su parte central, en alusión al nombre de este lugar.
El equipo de béisbol local lleva el nombre de dicho mamífero. Además, la ciudad cuenta con dos monumentos insignia conocidos como el “venadito”, uno en el paseo Olas Altas y otro en el cruce de las avenidas de los Deportes y Leonismo Internacional.
A principios de noviembre de este año, un venado de acero inoxidable de 4.85 metros de alto se colocó en el malecón de esta ciudad. La escultura poligonal, propiedad de la empresa Retador, pesa alrededor de 1.2 toneladas y se instaló de manera provisional en los meses de noviembre y diciembre en tanto alguien la adquiere. En este tiempo, se ha convertido en un atractivo para la población local y visitantes.
Otro de los atractivos turísticos de este destino es la isla Venados, área natural protegida ubicada frente a la bahía de Mazatlán. Por otra parte, este animal simboliza al mundo natural en la danza de origen prehispánico más representativa de Sinaloa.
¿Pero que se sabe de la especie?
La especie que habita en este municipio es el venado cola blanca (Odocoileus virginianus), y aunque no se encuentra bajo alguna categoría de riesgo, se ve afectada por la destrucción de su hábitat, al igual que otros animales que sí se encuentran amenazados, pero que son menos carismáticos o visibles.
En los últimos años, conforme la mancha urbana se extiende sobre la selva baja caducifolia, los avistamientos de venados han sido comunes, principalmente al norte de la ciudad, por Cerritos, el estero del Yugo y los desarrollos inmobiliarios de alrededor. Al perder su hábitat natural, y al agudizarse la sequía, llegan a buscar agua y alimento incluso en los basureros al aire libre.
Sin embargo, hasta hoy no se había documentado el fenómeno de que estos mamíferos quedaran acorralados por la urbanización, como ocurre a consecuencia de la construcción de otro tramo de la avenida del Delfín.
Otras formas de vida silvestre
Producto de los mismos monitoreos, en la zona de referencia también se ha observado la presencia de reptiles, mamíferos y aves, como la serpiente cascabel del Pacífico, zorra gris, coyote, quelele, lechuza del campanario, ardilla gris del Pacífico, cardenal rojo, tirano pirirí, Luisito común, aguililla gris, chachalaca vientre castaño y tortuga de pecho quebrado (chacuana). En cuanto a flora, se identificaron especies conocidas comúnmente como ébano prieto, jaboncillo, huanacaxtle, huizache, venadillo, cacahuananche, caca de caimán, cafecillo, palo zorrillo, zarza negra, palma blanca, mezquite, verraco, guayacán, guamúchil, conchil, guaje y casiguano.