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    Ambientes costeros: más que playas arenosas

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    Para tener un buen descanso, nada mejor que la combinación de sol, arena y mar. No por nada se recomienda viajar a las costas cuando se tienen problemas de estrés y presión arterial alta. Pero si creías que hacer castillos de arena y observar los atardeceres es lo único que puedes hacer en estas zonas, te equivocas.

    En las costas se encuentran una diversidad de ecosistemas que aportan una belleza sin igual, debido a que se encuentran en una transición del medio marino al terrestre. Tenemos por ejemplo las dunas costeras, los bosques de manglar y las zonas inundables de marismas, los cuales son lugares paradisíacos. Pero, ¿qué hace la diferencia de estos ecosistemas a las playas donde hacemos castillos de arena? Aquí te explicamos.

    Marismas salobres

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    Marisma ubicada en la desembocadura del río Quelite sobre la Playa Santuario de El Verde Camacho, Mazatlán, Sinaloa. Foto: Archivo/Son Playas.

    Son ecosistemas inundables en tierras bajas con suelos blandos. El aporte de agua salada está dominado por los ciclos de marea más que por el oleaje, aunque también requieren sedimentos y agua dulce que proviene principalmente de la desembocadura de algún río, lo que disminuye la salinidad.

    Su principal característica es la vegetación. Se trata de áreas dominadas por hierbas, pastos y pequeños arbustos que deben resistir altas concentraciones de salinidad. En estos ambientes se pueden encontrar plantas como el hule o la cola de gato (Thypa spp.)

    Las marismas proporcionan muchos servicios ecológicos, incluida la retención, remoción y transformación de nutrientes, control de inundaciones, amortiguación de tormentas, estabilización de sedimentos y ralentización de la erosión costera. Además, son hábitats de muchas especies de fauna como el gavilán pescador (Pandion haliaetus).

    En México, podemos encontrar estos ecosistemas en los estados de Tabasco, Yucatán, Nayarit, Sinaloa, entre otros.

    Amenazas

    La construcción de represas río arriba modifica los patrones de inundación, por lo que las condiciones de salinidad de estos humedales se ven afectadas repercutiendo en la vegetación. Además, por tener suelos fértiles, estos ecosistemas frecuentemente son rellenados para usarse con fines agrícolas o pecuarios.

    Dunas Costeras

    Ecosistemas costeros
    Duna cubierta por vegetación en la Playa Santuario de El Verde Camacho, municipio de Mazatlán, Sinaloa. Foto: Archivo/Son Playas.

    Aquel manchón de arena con algunas plantas que ves cuando llegas a la playa, no es solo un montón de arena. Las dunas costeras se forman por acción del viento que acarrea los granos de arena formando un montículo que es colonizado y fijado por la vegetación. Esto impide que la arena sea transportada fácilmente a otro sitio por el viento. 

    En este ambiente el suelo es muy salado, por lo que la vegetación que vive en él debe resistir a los altos niveles de salinidad y al poco aporte de agua dulce. A esta vegetación se le denomina halófita. Diversa fauna utiliza estos sitios como fuente de alimentación y anidación, por ejemplo, las abejas, colibríes y mapaches, entre otros. 

    Además, las dunas costeras son barreras naturales que protegen a las playas de la erosión y actúan como reservorio de arena ante el impacto de huracanes o marejadas. Se encuentran en casi todas las costas arenosas del país, en los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Jalisco, Tamaulipas, Veracruz, Quintana Roo, Yucatán, Campeche, etc.

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    Dunas
    Dunas de arena cubiertas con vegetación en playa de Lomas del Mar, municipio de San Ignacio, Sinaloa. Foto: Raquel Zapien/Son Playas

    Amenazas

    La construcción de condominios y hoteles frente al mar y por encima de las dunas costeras tal vez sea la mayor amenaza que enfrentan. Retirar las dunas costeras acelera la tasa de erosión costera porque la playa ya no cuenta con un reservorio de arena ante el impacto de huracanes o tormentas. Ante la disminución de la playa, el oleaje y la marea tienen mayor alcance tierra adentro lo que afecta a las construcciones frente al mar.

    Bosques de Manglar

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    Bosque de manglar en El Verde Camacho, Mazatlán. Foto Archivo/Son Playas.

    Los mangles son árboles leñosos con raíces aéreas de extrema importancia ecológica. Miden de 1 a 30 m de altura y debido a que habitan en zonas temporal o permanentemente inundables están adaptados a resistir diferentes concentraciones de salinidad.

    Un aspecto sorprendente de este tipo de árboles es que sus hojas segregan la sal que sus raíces absorben, esto les confiere una característica como sistemas naturales desalinizadores. Además de ser un filtro biológico, participan en la mitigación del cambio climático mediante la captura de gases de efecto invernadero, y por su ubicación en la línea de costa, disipan la energía de las olas ante huracanes o marejadas.

    Son ecosistemas altamente productivos, sus raíces son un excelente sitio de anidación para peces, crustáceos y moluscos; se calcula que el 70% de las especies de importancia para la pesca se desarrollan en estos ambientes. En tanto que las ramas son usadas por aves residentes y migratorias, como un hábitat ideal para refugiarse y cuidado de sus crías.

    México es reconocido como el cuarto país a nivel mundial con mayor cobertura de mangle de cuatro diferentes especies que se encuentran bajo protección. Sin embargo, en las últimas décadas la tasa de deforestación ha sido tal que se calcula que en el periodo 1970-2015 se perdieron 80 mil 850 hectáreas. A nivel global se calcula una pérdida del 20% de la cobertura total de este ecosistema.

    De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), el estado de Sinaloa cuenta con 81 mil 558 hectáreas de mangle. Se trata del decimocuarto estado con mayor cobertura nacional de este ecosistema. Destaca la cobertura de mangle en los municipios de Los Mochis, Guasave, y Angostura donde se encuentra el Sistema Lagunar San Ignacio – Navachiste – Macapule; el municipio de Rosario, donde se encuentra la laguna Huizache-Caimanero y el municipio de Escuinapa, todos reconocidos como sitio RAMSAR (de importancia ecológica mundial).

    Amenazas

    Los principales disturbios que enfrentan son el cambio de uso de suelo para fines turísticos (por ejemplo, la construcción de hoteles), agrícolas o para uso acuícola. Debido a que son árboles leñosos también se enfrentan a una deforestación continua. Sin embargo, la pérdida del componente arbóreo y hábitat no es la única preocupación, después de la tala del mangle hay liberación de considerables concentraciones de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4) a la atmósfera.

    ¿Qué podemos hacer?

    1. Cuando visites las costas intenta no caminar por encima de las dunas costeras pues estarías afectando los fragmentos que aún resisten.
    2. Si fumas no tires las colillas en la arena o las dunas, depositalas en un bote de basura o en los sitios especificados para ese fin.
    3. Recuerda que las marismas y manglares son hábitat de muchas aves residentes y migratorias, si visitas este ecosistema no hagas mucho ruido porque puedes afectar sus ciclos de alimentación o reproducción.
    4. Toda basura que generes depositala en el lugar destinado para ello, no la dejes en la playa, duna o mangle porque puedes afectar otras especies. 

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    Betzi Pérez
    Betzi Pérez
    Estudiante de la Licenciatura en Manejo Sustentable de Zonas Costeras en la Universidad Nacional Autónoma de México. Miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia.