El cuidado de los océanos determina no solo la supervivencia de la fauna y flora que en él se desarrollan, los mares también son protagonistas en la alimentación, salud y economía de la sociedad, así como en la mitigación de la alteración del clima.
Dicho de otra manera, la vida humana depende de los océanos para respirar, comer, trabajar y vivir, así lo planteó el doctor Joel Bojórquez Sauceda, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) durante su participación en el Primer Foro Internacional para el Desarrollo Sostenible de los Océanos 2023.
Bajo el tema “El planeta oceánico, las corrientes están cambiando”, este evento se realizó de manera virtual y contó con la participación de representantes de la Red internacional de Promotores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y el Instituto Mexicano de Desarrollo Humano y Aprovechamiento Sustentable S.C.
El objetivo general fue sentar bases para revalorizar a las costas los mares y los océanos en el marco de la agenda 2030 de la ONU para el desarrollo sostenible y dar a conocer acciones para su protección y gestión.
Durante su intervención, Bojórquez Sauceda se enfocó en cuestionar y analizar por qué el tema de los océanos es uno de los ODS de la agenda mundial.
“Estamos muy acostumbrados a escuchar la frase: el mar es vida. La hemos escuchado tanto tiempo que ha perdido sentido, hoy es no es más que una frase hueca, pero ni siquiera imaginamos las implicaciones que el océano tiene para la vida común de todos”, destacó el licenciado en biología pesquera, además de maestro en educación ambiental y doctor en ciencias sociales.

LOS OCÉANOS, FUENTE DE LA VIDA HUMANA
El mar, explicó el doctor Bojórquez Sauceda, regula aspectos como el ciclo del agua, que proporciona la lluvia para actividades como la agricultura, ganadería, acuacultura, el agua potable, el clima, la salud de la costa; además marca la erosión costera y la producción de gran parte del alimento de los humanos, además de intervenir en la producción del oxígeno que precisan todos los seres vivos.
Cuantitativamente, tres cuartas partes de la superficie de la Tierra están cubiertas por el océano, el 97% del agua del planeta, que representa el 99% de la superficie habitable, se encuentra en los océanos que permiten mantener climas y hábitats.
“La salud de las selvas, de los bosques, tiene una relación directa con el funcionamiento de los procesos ecológicos de los océanos. El 70% del oxígeno que respiramos proviene de los océanos”, reiteró.
Esto, porque en ellos se encuentra el fitoplancton, microorganismos que transforman la luz solar en energía química y en oxígeno. Vive en una capa muy delgada de la superficie, por lo que es vulnerable a diferentes aspectos de las actividades humanas.
Los océanos también absorben alrededor del 30% del dióxido de carbono que producen los humanos, explicó, lo que amortigua el efecto del calentamiento global.
El océano también es una fuente importante de proteínas para muchas personas en el mundo, más de 3 mil millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera para su sustento.
“La pesca emplea directa o indirectamente a más de 200 millones de personas. El mar tiene una influencia directa en una gran cantidad de personas más de la mitad de los habitantes del mundo vivimos en la zona costera. Tenemos impronta con el mar”, señaló el investigador.
Por si fuera poco, advirtió, desde el punto de vista económico los mares representan la ruta comercial más grande del planeta, el 90 por ciento del comercio internacional se mueve a través del mar por lo que cualquier fenómeno que trastocase la navegación marítima, trastocaría los procesos económicos a nivel mundial también.
Sin embargo, la humanidad tiene cientos de años llevando a cabo actividades que están afectando gravemente y de modo irreparable el medio marino, pues los recursos que produce el océano, los servicios ecosistémicos, se encuentran tan deteriorados que ya no son suficientes para satisfacer las necesidades humanas.
“Los cambios que vienen presentándose en los océanos son cada vez más grandes y rápidos, en una dinámica que no estaba pronosticada por los científicos. Su salud se deteriora más rápido de lo que se había pronosticado”, reveló.
La humanidad, está hoy en territorio nuevo, escenarios que no había vivido en toda su historia. Sus actividades han alcanzado todos los ámbitos y rincones del planeta, incluida la que era su región más inalterada, la Antártida, sobre la que se cierne el agujero de la capa de ozono, producto de los gases invernadero derivados de las actividades humanas.
“Hemos llevado al planeta a un escenario donde los sistemas vivos en su conjunto están comprometidos y, por lo tanto, la subsistencia de la sociedad humana”, sostuvo.

LOS CINCO GRANDES PROBLEMAS
Bojórquez Sauceda explicó que se han identificado cinco grandes problemas como los más graves por sus efectos ambientales en los océanos: la sobrepesca, el calentamiento global, las aguas residuales, los derrames petroleros y la acidificación.
“Y cuando hablamos de aguas residuales no solamente hablamos de aguas urbanas, sino también de aguas provenientes de la actividad agrícola, ganadera, acuícola, que van cargadas de una serie de contaminantes químicos, antibióticos, probióticos, fertilizantes sintéticos, etcétera, que están impactando gravemente los ecosistemas marinos”, especificó.
Producto de esas descargas, ejemplificó, están las zonas anóxicas (sin oxígeno) cada vez más grandes y extendidas, las mareas rojas dañinas que también se están presentando con mayor frecuencia.
Y claro, hay otros problemas derivados de estos cinco ejes, continuó, como la amenaza a ciudades costeras por la subida del nivel del mar, por efecto del calentamiento global que derrite el hielo polar.
“Una de las principales amenazas sobre las comunidades costeras tiene que ver con las inundaciones, que son cada vez más graves porque el nivel del mar se está incrementando”, alertó.
EL PLÁSTICO, NUEVO ‘GRAN VILLANO’
El plástico, recalcó, es actualmente el “gran villano”, tanto en su parte macro como micro. En el primer modo, aparece como grandes islas en diferentes puntos del océano, visibles incluso desde el espacio y que ya son más grandes que muchos países.
“Pero ese plástico que no es biodegradable, que la naturaleza no ha desarrollado los procesos evolutivos para degradarlo, lo único que hace es fragmentarse en micropartículas, el microplástico, volviéndose un problema mucho mayor que el plástico que no está fragmentado”, manifestó.
Esos microplásticos son un problema nuevo, alertó, del que apenas se está viendo la punta del iceberg respecto a los daños a la salud por su acumulación en animales, plantas y humanos, presente cada vez más en la vida cotidiana.

COLAPSO ALIMENTARIO
“Con respecto al cambio climático, la mayor amenaza es que colapse nuestro sistema alimentario. Si el clima cambia se transforman y se trastocan el ciclo del agua, los ciclos de nutrientes, la agricultura, la ganadería, la acuacultura, todas las actividades pecuarias. Obviamente, cuando hay un problema de este tipo, siempre los más afectados son las comunidades más pobres, los más desprotegidos son los que tienen y sufren los impactos mayores, tienen menor resiliencia para sobreponerse a esos problemas.”, reiteró.
Así, luchar por un medio ambiente más sano no solamente tiene que ver con la conservación de la naturaleza, sino con otros aspectos del desarrollo sostenible como son la justicia y la convivencia pacífica.
LOS ODS, ENLAZADOS CON LOS OCÉANOS
“Tenemos una serie de problemas graves, pero no contamos con los instrumentos necesarios para enfrentarlos. Tenemos 100 empresas en el mundo que están generando la mitad de los gases de efecto invernadero y no tenemos las leyes los reglamentos las instituciones necesarias para regularlas”, ejemplificó.
De ahí la necesidad de un nuevo esquema de gobierno, compartió, para resolver los problemas que están afrontando los océanos y por lo tanto la salud del planeta de manera global, que afecta a todos.
Es en este contexto es donde surgen los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, en los que el número 14, es el de vida submarina.
“Lo hemos dicho en otras ocasiones, vida submarina es un nombre, es una traducción al español que se queda muy corta, No es solamente la vida que está debajo del océano, sino es toda la vida de las zonas costeras, de las zonas donde los océanos tienen impacto. Por ende, prácticamente todo el planeta”, aterrizó.
El objetivo 14 es conservar y utilizar de manera sostenible los océanos los mares y los recursos marinos, para ello está dividido en 10 metas.
“No es un objetivo aislado. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible no pueden ir como uno solo, tienen que ir en paquetes pues se condicionan, se sobreponen, interaccionan entre ellos mismos”, justificó.
Desde su visión, el investigador une en un solo bloque los ODS que tienen que ver directamente con los recursos naturales, es decir, el 13, 14 y 15: Acción por el clima, Vida submarina y Vida de ecosistemas terrestres.
“Esos tres objetivos serían los que tienen que ver directamente con la gestión de los recursos naturales, están interrelacionados. El cambio climático no lo podemos abordar sin los procesos oceánicos que regulan el clima del planeta. Ni el estudio de los ecosistemas terrestres sin revisar los impactos del cambio climático que provocan el océano”, explicó.
Pero también está relacionado con el ODS número 1, El fin de la pobreza, por los 3 mil millones de personas que dependen directa o indirectamente del océano.
“Entonces, las actividades del uso, la gestión que hagamos de los océanos, tiene implicaciones directamente con la política de reducción de la pobreza de Reducción del hambre (ODS 2), así como la Salud y el bienestar (ODS 3) de la gente que se relaciona con ellos”, compartió.
La educación de calidad (ODS 4), continuó, tiene que impactar en el mejor conocimiento y percepción del océano para cambiar la relación con este mismo; la Producción y consumo responsable (ODS 12) y la Equidad de género (ODS 5) son aspectos que tienen que ver con la Reducción de las desigualdades (ODS 10).
El otro paquete de objetivos tiene que ver con las Ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11), pues más de la mitad de la población humana vive en la zona costera, su sostenibilidad está directamente relacionada con el océano, con la Obtención de energía asequible y no contaminante (ODS 7).
El Agua limpia y el saneamiento (ODS 6) e Instituciones sólidas, paz y justicia (ODS 16), son aspectos que tienen que ver con las comunidades sostenibles de la zona costera. Por último, el ODS 17, las Alianzas para lograr estos objetivos, una red de redes.
Consideró vital identificar cuáles son los beneficios que los seres humanos obtienen del océano, cuáles son los problemas que están generando a éste y cómo se revierten en su contra.
Es importante entender, determinó, que dejarle la solución al gobierno es ponerla en manos de alguien que no tiene la capacidad técnica, financiera y humana para resolverlos.
“Si la sociedad no se involucra en la toma de decisiones, en la generación de políticas para poder acceder a esa toma de decisiones, a acciones colectivas, a gestión participativa, no vamos a poder alcanzar esos objetivos”, sentenció
La visión humana tiene que cambiar ante los impactos que está generando contra la naturaleza.
“Es urgente hacer un cambio que involucre la modificación de la actividad individual, pero también la modificación de la actividad colectiva, si no, no son cambios efectivos”, finalizó.
ODS
Conozca más sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en este enlace:
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/
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