- Tras el cierre del Hospital de Fauna del extinto Acuario Mazatlán, la ciudadanía no sabe a dónde llamar o con quién comunicarse cuando una especie silvestre ocupa de atención o resguardo.
- Piden al Gobierno Municipal que reactive el hospital y que obligue a los desarrolladores inmobiliarios a reubicar a la fauna antes de urbanizar.
El viejo Acuario Mazatlán era la única institución del sur del estado encargada de brindar atención médica, acompañamiento y liberación de especies silvestres que eran encontradas lesionadas, enfermas o varadas.
Con el cierre del recinto marino en el mes de mayo de 2023 también dejó de funcionar el Hospital de Fauna Silvestre, así como una serie de programas de conservación como el de protección al pelícano pardo, al pato pichichin, a la guacamaya y a caballitos del mar.
La falta de un espacio y personal que pueda seguir realizando estas labores preocupa a organizaciones ciudadanas y ciudadanos de a pie que ahora no saben a dónde llamar o con quién comunicarse cuando una especie endémica ocupa de atención o resguardo. Con frecuencia, Son Playas ha recibido mensajes de su comunidad de lectores que piden orientación al respecto.
Acuario Mazatlán cerró sus puertas para dar paso al Nuevo Acuario Mar de Cortés, un proyecto de asociación público- privado, el más grande de México y Latinoamérica, que no solamente tiene el objetivo de ser un centro dedicado al turismo, sino también al estudio y la conservación. El uso y operación de este nuevo recinto fue concesionado a un particular por 30 años.
A través de los medios de comunicación, sus directivos han mencionado la posibilidad de retomar los programas de conservación que tenía el anterior acuario, incluido el Hospital de Fauna Silvestre, pero la información que se ha brindado al respecto es escaza. Tampoco existe un canal de comunicación directo con la población para brindar orientación sobre qué hacer en caso de que un ejemplar de la vida silvestre se encuentre herido.
Si quieres saber cómo operaba el Hospital de Fauna entra a este enlace.
Esfuerzo ciudadano ante la inacción gubernamental
Martha Armenta Gámez, presidenta de la asociación Conservación y Rehabilitación del Hábitat (Conrehabit) tiene más de 20 años realizando activismo en pro de la fauna silvestre y de poblaciones ferales como gatos, preocupada por la situación de abandono de las autoridades en el rescate y conservación de la fauna local.
«Desde que el Acuario viejo cerró nosotros los ciudadanos nos quedamos con el problema de que no existe una clínica de rehabilitación de fauna silvestre, ahorita es la temporada del pato pichichin y la temporada que sale muchos pelícanos heridos porque se lanzan en picada y todavía no tienen una técnica bien (desarrollada). La gente está llamando al Acuario y dicen que no reciben por el asunto de la amenaza de la gripe aviar», detalló.
Personas voluntarias invierten su tiempo, esfuerzo y dinero para realizar labores de captura, resguardo, alimentación y búsqueda de atención médica cuando así se requiere, aunque los esfuerzos también son limitados. A través de Conrehabit se han rescatado pelícanos, águilas, tlacuaches, zarigüeyas, entre otros animales.
«Somos los ciudadanos los que estamos supliendo la función que tiene que hacer el municipio. Queremos que el gobierno municipal habilite un área para el rescate y atención de la fauna silvestre desplazada», agregó.
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Desplazamientos de fauna
La expansión de la mancha urbana ha provocado el desplazamiento de fauna nativa, esto se ha podido observar tanto en el casco urbano, con la edificación de torres departamentales sobre la franja costera, como en las prefieras, con la construcción de fraccionamientos residenciales.
«Todas las construcciones les están dando permiso sin siquiera revisar nada, no les ponen ninguna condicionante de cómo van a rescatar y reubicar a la fauna silvestre. No he visto ningún permiso de construcción que le pongan esa condicionante», apuntó.
Parte de la fauna desplazada se ha movido a Paco’s Reserva de Flora y Fauna, añadió, pero también hay ejemplares que buscan refugio entre las construcciones aledañas o se quedan atrapados en predios baldíos en los que tarde o temprano se va a construir.

«¿Dónde están los programas educativos?»
Armenta Gámez y la ciudadana Guadalupe Rivera realizaron un pronunciamiento público ante medios de comunicación sobre esta problemática y la omisión que hasta el momento han mostrado las autoridades municipales en el tema.
Aunque trabajan de la mano con la Dirección de Ecología en un proyecto de esterilización de las poblaciones ferales de gatos, reconocen que la dependencia trabaja de forma limitada por la falta de atribuciones, presupuesto, personal e instalaciones.
En su declaración Rivera también apuntó sobre la ausencia de espacios para poder cumplir con los programas educativos que tenía la ya extinta paramunicipal.
«El Acuario tenían muchos programas educativos para escuelas, se les cobraba una cantidad muy baja y los niños iban y desde pequeñito se les empezaba a inculcar el respeto a la naturaleza, las especies endémicas, ¿dónde quedaron ahora esos programas educativos?, ¿quién va a cubrir ese nicho?», cuestionó.
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Propuestas de solución
Martha Armenta y Guadalupe Rivera manifestaron que el municipio debe designar un predio donde se pueda reubicar toda la fauna silvestre desplazada, con el compromiso de que en el futuro no se cambiará el uso de suelo ni se permitirán construcciones en ese lugar. Este proyecto debe incluirse dentro de los instrumentos de planeación municipal y en el presupuesto de egresos para que pueda operar y quedar asegurado.
También se propone que el Ayuntamiento de Mazatlán establezca una condicionante a las empresas inmobiliarias al momento de otorgar la licencia de construcción para obligarlas a reubicar a la fauna silvestre de una manera segura.
Y que de los 2 millones 400 mil pesos que va a recibir la comuna mensualmente por la renta de las instalaciones del viejo acuario, se destine un presupuesto para adquirir un predio y operar nuevamente una clínica de fauna silvestre.
Otra de las propuestas es que haya brigadas de policías capacitados para atender a la fauna nativa y empezar a diseñar un proyecto viable donde se contemplen los puntos anteriores con la participación de autoridades, iniciativa privada, comunidad académica y ciudadanía, pues mencionan que también hay veterinarios que atienden este tipo de fauna y que apoyan la causa, lo que falta es crear una red de vinculación entre todas las partes interesadas.
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