Se estima que 4 de cada 10 personas en el mundo vive en la zona costera. Los ecosistemas costeros también tienen que ver con lo que pasa en el interior de los continentes, a cientos de kilómetros de distancia, en las montañas.
Desde que se crearon los océanos, hace aproximadamente cuatro mil millones de años, la interacción entre los continentes y estos grandes cuerpos de agua han jugado un papel muy importante para la evolución de nuestro planeta y de la vida sobre él. Hasta ahora, la teoría más aceptada es que los primeros indicios de vida provienen de los océanos y, en algún momento, a través de la zona costera se empezaron a poblar los continentes. Algunos organismos terrestres, con el tiempo migraron de regreso a los sistemas acuáticos, dando lugar a nuevas formas y estilos de vida.
Asimismo, es indudable la importancia de esta región en la historia de la humanidad. Las grandes civilizaciones desarrolladas en la zona costera (egipcios, romanos, griegos, el punto de partida de los mexicas hacia el centro del país, ubicado en las costas del océano Pacífico, los mayas, etc.), aprovecharon recursos marinos y surcaron mares para expandir sus territorios, su comercio e iniciar la comunicación entre pueblos.
La zona costera no es solamente esa línea que limita en un mapa el fin del continente y el inicio del mar, sino que es la región de transición donde ambos ecosistemas interaccionan, por lo que incluye toda el área del continente que percibe la presencia del ambiente marino, hasta donde llega la brisa marina, donde vemos un cambio de vegetación, un cambio de pendiente en el terreno. También abarca la parte marina u oceánica que es afectada o enriquecida por el material y energía recibidos desde el continente.
Habitantes de la zona costera
Hasta el año 2017, cerca del 40 por ciento de la población mundial vivía en una franja de 100 kilómetros a partir de la línea de costa, según datos de la Organización de la Naciones Unidas. Además, la mitad de todos los turistas internacionales viajaron a zonas costeras.
La misma organización reportó que hasta ese año, el 90 por ciento del comercio entre países se realizó mediante transporte marítimo.
Estos números van en aumento cada día. Además, por años, se ha reconocido que cerca del 90 por ciento de la pesquería mundial se desarrolla en la plataforma continental, la continuidad de los continentes en el océano.
Así pues, es importante que conozcamos que pasa en la zona costera, hogar de muchos de nosotros. Como ya se mencionó anteriormente, la zona costera recibe materiales y energía desde los continentes y los océanos como se indica en la siguiente gráfica.

Como resultado del aporte de nutrientes, material orgánico, sedimento, agua dulce y salada, así como energía térmica, mediante descargas de aguas termales, y dinámica, corrientes fluviales y marinas, se han creado diversos ecosistemas costeros como arrecifes coralinos, deltas, lagunas costeras, estuarios, manglares y playas.

Estos ecosistemas sirven como hábitat y zonas de refugio, crianza y alimentación a multitud de especies terrestres, marinas y aves; funcionan como filtros y dosificadores del aporte de los materiales provenientes de los continentes hacia el mar abierto, y protegen a la costa de las tormentas y fuerte oleaje proveniente de los océanos.
Sin embargo, las características que hacen de la zona costera una región muy apreciada por organismos de todo tipo, así como para el desarrollo de la humanidad, también la convierten en áreas muy susceptibles a recibir impactos negativos.
Los impactos
Además de los materiales que llegan de forma natural a los océanos desde el continente, también son aportados contaminantes como plaguicidas, fertilizantes, hidrocarburos y plásticos; además se han incrementado las tasas de entrada de elementos químicos como mercurio, arsénico, cadmio, plomo; los cuales provocan enfermedades, intoxicación e incluso muerte de organismos. Todos estos contaminantes pueden ser acumulados en organismos de niveles tróficos inferiores e irse magnificando a través de la cadena alimenticia, hasta llegar a los seres humanos.
Si bien, estos contaminantes son productos, sub-productos o residuos de materiales que utilizamos día a día para cubrir nuestras necesidades básicas o para mantener un nivel de confort en nuestras vidas, podemos buscar alternativas de materias primas o de tecnologías, así como cambiar hábitos, que permitan reducir el aporte de materiales dañinos para el medio ambiente.
Los ecosistemas costeros también tienen que ver con lo que pasa en el interior de los continentes, a cientos de kilómetros de distancia, en las montañas. El aumento en la erosión de los suelos debido a la deforestación o la retención de cauces de agua y sedimento en presas provocan un aumento o disminución, respectivamente, de las tasas de aporte (cantidad aportada en un tiempo dado) de sedimento, gravas, arenas, lodo, que llega a la zona costera.
Dichas condiciones generan cambios en los ecosistemas de la región tales como asolvamiento de lagunas costeras, estuarios y arrecifes, sepultando comunidades de organismos que viven sobre el fondo (bentos) o la erosión de playas y deltas, destruyendo hábitats.
DATOS
- 2 mil millones de personas, aproximadamente el 40 por ciento de la población mundial, vivían en una franja de 100 km a partir de la línea de costa.
- 90% ciento del comercio entre países, se realizó mediante transporte marítimo.
- 50% de todos los turistas internacionales viajaron a zonas costeras.
Fuente: ONU 2017
También lee:
Unicel y otros desechos van a parar a la laguna del Camarón
Arena, un recurso preciado y finito
Cuenta regresiva en Huizache Caimanero: 15 años para salvar la laguna del sur de Sinaloa