En el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano, la organización Save The Waves Coalition advierte que el desarrollo de infraestructura portuaria altera la dinámica de las olas que son utilizadas para el surf y tiene impactos ambientales en el entorno marino.
Por Víctor R. Rodríguez
Niza, Francia.- Buenas olas, una frase corta de significado profundo. Decir que hay buenas olas trata de explicar la anatomía del oleaje, presumir el point break y la posibilidad de entrar en su dinámica en un ejercicio energizante. También representa un sentir: que la comunidad se reúne en su playa a celebrar las piruetas de los suyos, que el medio marino y costero está sano.
Toda esta lectura motiva a la organización civil Save the Waves Coalition a crear estrategias que favorezcan la conservación de las olas y todo lo que las rodea.
“Creamos el concepto de ecosistemas de surf porque la ola, un recurso natural súper importante, está vinculada a factores tanto ambientales como sociales. Existe una flora y una fauna asociada al espacio físico, y también está lo social, porque hay una comunidad que depende de ese espacio”, explica Mara Arroyo, encargada de ciencia y conservación de Save The Waves Coalition.

A partir del estudio de cómo interactúan estos factores, los expertos de la organización civil diseñan estrategias que avanzan hacia la conservación de estos espacios naturales tan dinámicos, altamente necesarios para el sano desarrollo de las comunidades costeras. Este esfuerzo científico y de gestión derivó en 2014 en el nombramiento de la Reserva Mundial del Surf Bahía Todos Santos, en Baja California, la cual incluye las olas en Salsipuedes, Stacks, Beans 3Ms, San Miguel y Killers, en la isla Todos Santos.
No obstante el esfuerzo por conservar estos ecosistemas de surf, los expertos han identificado factores que ponen en riesgo su existencia. Entre los desafíos, sin duda, el desarrollo urbano sin visión de sostenibilidad es el de mayor impacto. La construcción de rompeolas y demás infraestructura portuaria influyen en la calidad de las olas hasta, en el peor de los casos, propiciar su desaparición. A su vez, el desarrollo inmobiliario sin planificación, la falta de control ambiental en el desalojo de residuos industriales y carencias en el sistema de tratamiento de aguas residuales urbanas alteran la calidad de las olas, incluso sumando graves riesgos a la salud de la población.

En defensa del ecosistema de surf en Ensenada
En la mañanera del jueves 5 de diciembre de 2024, el anunció de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo sobre la inversión de 5 mil 745 millones de pesos para el desarrollo de los puertos de El Sauzal y Ensenada, Baja California, tomó a la comunidad ensenadense por sorpresa.
Sin haber socializado el tema, el gobierno presumió un proyecto de infraestructura portuaria en el que se incluye la ampliación del puerto en El Sauzal, lo que implicaría la destrucción de dos emblemáticas playas investidas con olas: Stacks y 3Ms. Tal sería el grado del impacto generado por el desarrollo propuesto por las autoridades mexicanas que incluso la famosa ola en San Miguel, sitio considerado la cuna del surf en México, entraría en el rango de impacto.
Desde el anuncio presidencial, Playa 3Ms —con sus olas— se ha convertido en el epicentro de resistencia de la comunidad contra el proyecto portuario. Considerado un cunero local de surfistas, playa 3Ms es también una de las pocas playas que se mantiene de libre acceso. Además, el sitio presume un rico ecosistema costero donde crecen dos especies de pastos marinos, Phyllospadix torreyi y Phyllospadix scouleri, capaces de absorber carbono con mayor rapidez que las selvas tropicales.

Este importante hábitat intermareal, que da sustento a una rica biodiversidad costera y marina, también desaparecería con el proyecto portuario que ha encontrado un rechazo frontal de los habitantes de Ensenada.
Para el director de la organización civil ambiental, Nik Strong, existen alternativas viables disponibles para el gobierno municipal y estatal. Asegura que no se ha tomado en consideración la economía naciente alrededor del surf que, a través del turismo de baja intensidad, genera importantes ingresos que van directo a las arcas municipales. A su vez, resalta los beneficios sociales, particularmente el valor deportivo, que gana la ciudad sin requerir de una inversión alta de parte del gobierno local. Lo único que las olas necesitan, enfatiza el director y surfista, es una herramienta legal que garantice su existencia.
Apremiados por proteger su playa y olas, la comunidad ensenadense mantiene el pulso contra el proyecto portuario, protesta que se hizo pública durante el último foro “Proyectos Estratégicos del Gobierno Federal”, organizado en junio por la Administración de la Infraestructura Portuaria Nacional (Asipona) y el ayuntamiento de Ensenada.
“La comunidad respondió con un movimiento social, una coalición de muchas organizaciones que quiere ser escuchada. La ciudadanía quiere sus playas, sus espacios recreativos; lugares donde la gente pesca, donde la gente surfea”, concluye la experta.




Para saber: las olas son el resultado de la conjunción de varios factores, como la acción del viento sobre la superficie del agua, la profundidad y topografía del fondo marino. La formación y comportamiento de las olas también se ve influenciado por las corrientes marinas, mareas y fenómenos meteorológicos.