Teto: Patricia Ramírez/Causa Natura
La deforestación también está ocurriendo en los mares del Pacífico. Los bosques marinos de Macrocystis pyrifera, un alga parda gigante que puede medir hasta 30 metros de altura, se han reducido en un 60% durante los últimos 10 años. Así lo han documentado biólogos, ecólogos, oceanólogos y pescadores de la costa oeste de Baja California, el único lugar de México donde crecen.
Perder estos bosques de sargazo que solían formar catedrales submarinas ha significado perder el alimento, hogar y zona de reproducción de especies. Incluidas langostas, abulones, erizos y pepinos de mar que son de importancia comercial y alimentaria para las comunidades pesqueras.
Ante las afectaciones, los días 29 y 30 de marzo, pescadores y especialistas que han trabajado en el tema participaron en el “Foro de Análisis de Reformas Legislativas a la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables”, realizado en el Senado de la República, en la Ciudad de México.
Se presentaron con un programa piloto de reforestación que han estado aplicando a pequeña escala durante el último año. Los resultados son positivos, por lo que su objetivo es que las autoridades ambientales se sumen a la investigación y lleven el proyecto a un nivel regional. Esto incluye desde repoblar parte de los bosques de algas gigantes hasta capacitar a los pescadores en su relación con el mar.
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“Nos presentamos con el Instituto Belisario Domínguez, en el Senado, porque es importante en la base técnica de investigación para los senadores. Nos interesa que la información que nosotros tenemos sirva para que se socialice al interior de la Comisión de Pesca y a partir de esto se genere un programa para atender la problemática”, señaló Abel Pérez Serrano, biólogo y actual secretario del Frente de Permisionarios Organizados del Sector Pesquero de Baja California, A.C.
Dicho frente se conforma por pescadores y productores de erizo, langosta, abulón y caracol, quienes estaban acostumbrados a que los bosques de algas tuvieran pérdidas y regeneraciones como parte de su ciclo natural, pero que desde 2013 han visto sólo disminución.
La causa de que haya pérdida de Macrocystis pyrifera se atribuye a diversos factores relacionados entre sí: el oleaje extremo, la disminución de depredadores, el calentamiento de las aguas y la disminución de los nutrientes que, en conjunto, han propiciado la sobrepoblación de erizos morados.
Los erizos morados son una especie invasora (que por su color se distinguen de los erizos rojos de pesca) y generan un pastoreo sobre los bosques marinos que, en exceso, está acabando con las algas pardas gigantes.
Otro parteaguas ocurrió en el 2014 y 2015 con las ondas cálidas que pegaron en esta zona. Seguidas por un intenso evento climático de El Niño en 2016. Todas estas alteraciones forman parte de los efectos del cambio climático y la actividad humana como la sobrepesca, según explican los expertos.
“Desde 2013 notamos que los bosques marinos no regresaban igual que en otros años. Al contrario, con los fenómenos climáticos, las ondas cálidas, las tormentas cada vez más intensas y frecuentes, perdíamos más algas”, explicó Guillermo Torres Moye, investigador y profesor jubilado de la Universidad Autónoma de Baja California, quien también ha sido buceador de la zona desde los años 70.
El investigador ha formado parte del grupo de especialistas que lleva a cabo el plan piloto de reforestación de algas gigantes.
“El experimento que hicimos nosotros es algo que han hecho en otras regiones del mundo, como en Tasmania y Nueva Zelanda, en donde tienen problemas similares con otras especies de erizo y han visto cómo el reducir su densidad ayuda a las algas a repoblar de manera natural”, describió Torres Moye.
El programa se divide en tres fases: protección de los bosques sobrevivientes (que incluye la captura de erizos morados), reforestación y capacitación e investigación.
En la etapa de reforestación se han implementado técnicas como “grava verde” que consiste en reproducir algas en laboratorio, bajo condiciones similares a las de su entorno natural, y una vez que se logren los juveniles llevarlos al mar para que sean sembrados.
“Hemos trabajado la propuesta, pero estamos convencidos de que con estos pequeños resultados no vamos a llegar a nada en el futuro. La magnitud del problema requiere de una escala regional”, agregó el especialista.
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Por su parte, las comunidades pesqueras también han mostrado disposición de incorporarse a las capacitaciones y mejorar su manejo de la pesca, como señala el programa.
Aunque los estudios indican que no podrán recuperarse los bosques de Macrocystis pyrifera en su totalidad, se busca que los pescadores sean quienes definan a qué zonas apostar para la repoblación de algas.
“Estamos por concretar el programa de reforestación para este 2023, pero se necesitan más áreas, más recursos, más sinergias con el gobierno”, insistió Abel Pérez Serrano.
El siguiente paso, de acuerdo con el secretario del Frente de Permisionarios, es consolidar el programa con los resultados obtenidos y recibir el apoyo de la Secretaría de Pesca y Acuacultura de Baja California. Al tiempo que buscarán estudios en otras áreas para entender mejor cuál es el estado de los bosques marinos y hacia dónde dirigirse.
Este artículo fue publicado originalmente por Causa Natura el 19 de abril de 2023. Son Playas replica la información con autorización del portal y sus autores.
Crédito de la foto principal: https: Richard Ling/Naturalista
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