Las abejas han disminuido en el mundo por la pérdida de su hábitat, el uso de pesticidas y contaminación atmosférica. Para ayudar a estos polinizadores, Juliana Janette Michel Esparza decidió sembrar girasoles que las alimenten con su néctar en un predio familiar ubicado en la comunidad de Palmillas, Mazatlán.
Después de documentarse y conseguir los agroinsumos, en enero del 2022 colocó la semilla de forma manual con la ayuda de un pico y con el acompañamiento de su tío Enrique Esparza, un agricultor con experiencia en cultivos de frijol y maíz.
De forma orgánica, sin el uso de agroquímicos, las plantas florecieron tres meses después y el terreno de casi mil metros cuadrados, que durante 20 años estuvo en desuso, se convirtió en un gran jardín de amarillos vibrantes que destaca a la distancia.

Familiares y amigos de Juliana tomaron fotografías y las compartieron en las redes sociales; fue entonces cuando muchas personas se interesaron en conocer el lugar y las visitas se incrementaron. También llegaron las abejas y otros polinizadores, como colibríes, mariposas y libélulas, de acuerdo a lo esperado.
“Lo empecé a hacer porque soy fanática de la naturaleza, fue un proyecto personal; sembré los girasoles para que llegaran las abejitas y así fue surgiendo todo”, relata.
La floración solo dura entre un mes y mes y medio, por lo que este 2023 se repitió todo el proceso con un arado. Las plantas empezaron a echar flores en abril las plantas y desde el domingo pasado se empezaron a recibir visitas.
Al inicio, el proyecto fue nombrado temporalmente como “Agroturismo Mzt”, pero a partir de este nuevo ciclo lleva por nombre “Mi jardín polinizador”.
Este jardín se ha convertido en un atractivo tanto para la población local como para turistas que han llegado en busca de la foto. Juliana aclara que pese al auge que ha tenido su proyecto, el objetivo primordial sigue siendo el mismo.
Y es que cuando las abejas recogen el polen de las flores y lo esparcen, permiten que las plantas, incluidos muchos cultivos alimentarios, se reproduzcan. Su función es tan importante, que se estima que un tercio de los alimentos que consumimos a nivel mundial dependen de la polinización que realizan estos insectos, por eso se les considera esenciales para las personas y el planeta, según datos del Programa para el Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas.
“Me empecé a documentar y a dar cuenta que desapareciendo la abeja se acaba la vida en el planeta”, señala Juliana.
La mayoría de los visitantes del jardín llegan en busca de las mejores fotos para Instagram y Facebook, pero con escaza o nula información sobre la relevancia de los polinizadores, reconoce. Eso la ha llevado a brindar visitas guiadas y charlas sobre los beneficios que nos aportan y cómo podemos ayudar a cuidarlos.



Como parte de la labor de educación ambiental que se realiza en este espacio, se colocaron lonas informativas y señaléticas. También se conserva un espacio con ejemplares de la flora silvestre característica de la región y se brinda información sobre ella y la fauna que la habita.
Todo este trabajo se realiza por iniciativa de Juliana, quien solo cuenta con la ayuda de sus dos hijos menores y su tío. Para poder sostener el proyecto, a partir de este año se empezó a pedir una cooperación voluntaria a los visitantes.
El trabajo es arduo porque demanda tiempo, atención permanente para prevenir plagas y mucha capacitación. Cuando los girasoles enfermaron tuvo que contratar un agrónomo, lo que implicó un gasto que no estaba previsto. Desde el inicio se ha buscado la asesoría de floricultores del sureste del país porque en Sinaloa no se encontraron los insumos necesarios.
“Gracias a Dios me he encontrado con personas muy amables que ni siquiera me conocen y me atienden, me asesoran”, comenta.
Del sureste también le enviaron la semilla de girasol nativo que sembró en agosto y floreó en octubre. La flor atrajo a muchos insectos, pero a muy pocas personas.
“La satisfacción más grande que yo tuve con el cempasúchil es darme cuenta de que había mariposa monarca en el campo; fue como un resguardo y alimentación en su camino (migración) y para mi eso fue grandioso”, comparte.
En el predio aún es posible ver parches de cempasúchil conviviendo con los girasoles. Las abejas llegan muy temprano en busca de su néctar y se les ve en menor cantidad en el transcurso del día. Quienes visiten el sitio deben tener en cuenta la presencia de insectos y fauna silvestre que no debe ser molestada para evitar un incidente.

Ubicación y horarios
El jardín abre de lunes a viernes de 4:00 a 6:00 pm, mientras que los sábados y domingos el horario es de 9:00 am a 6:00 pm. Los domingos se pone a la venta pan artesanal.
El predio se ubica en la comunidad de Palmillas, sobre la carretera a Miravalles a unos 10 minutos de la Universidad Politécnica de Sinaloa (UPSIN).
Desde el entronque, a la derecha, se alcanza a ver el cerco de alambre de púas con una lona. Adentro hay un pequeño arroyo que se cruza con un puente de madera, una ramada para dar sombra, un árbol de guamúchil y cientos de girasoles que alimentan a las abejas en este jardín polinizador.
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