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    Guantes y cubrebocas podrían terminar en el mar: UNAM

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    En Mazatlán, estos desechos ya han llegado al sistema de drenaje de la ciudad y a los acantilados.

    Al no tener un manejo adecuado, los residuos del material que se utiliza para protegernos de la COVID-19 podrían sumarse a la contaminación de mares y costas de todo el planeta, advirtió Raquel Briseño Dueñas, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM

    Se estima que estos desechos estarían sumándose a la basura que llegaba a estas masas de agua antes de la pandemia.

    Para darnos una idea de la cantidad de insumos de protección hospitalario que se producen, señaló que las estadísticas muestran que en un día, una sola persona trabajando en áreas COVID-19 puede requerir hasta 16 cambios de guantes, cuatro batas, cuatro cubrebocas desechables, una mascarilla N-95 y cubrebotas.

    “Si estas cifras se extrapolan a cada hospital del país, a nuestra región y a nivel global, podemos tener otro ángulo para visibilizar la magnitud de generación de estos residuos”, apuntó.

    En días pasados, la organización Operation Mer Propre Sea (Operación mar limpio) difundió un video en el que mostró que estos desechos ya han llegado al Mar Mediterráneo; con ello se muestra que hasta ahora no hay un tratamiento apropiado, dijo la también coordinadora del Banco de Información de Tortugas Marinas (BITMAR).

    Caso Mazatlán

    El pasado 21 de mayo, Son Playas publicó en su cuenta de Twitter un video que muestra uno de varios cubrebocas que nuestro colaborador, el biólogo Alwin Van der Heiden, ha encontrado en los acantilados durante las labores de limpieza que de forma voluntaria y en solitario realiza con regularidad.

    Este tipo de desechos han sido observados tirados en calles, parques y avenidas del puerto. Pero no solo eso, pues también han empezado a aparecer en el sistema de drenaje.

    A través de un comunicado emitido el pasado 2 de junio, la Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Mazatlán (Jumapam), hizo un llamado a la población a no tirar guantes y cubrebocas al drenaje que son utilizados durante la crisis sanitaria como medida preventiva.

    “Se ha incrementado el consumo de agua potable y por ende, aumentaron los flujos de aguas residuales; asimismo, se disparó la generación de residuos como cubrebocas y guantes, que pueden terminar en la red de drenaje, provocando taponamientos al sistema y daños a los equipos de bombeo”, señaló la dependencia.

    ¿Por qué llegan al mar?

    Para la sociedad el océano es tan inmenso como inagotable, por tanto, cree que se puede verter cualquier tipo de sustancia o material de origen antropogénico sin que tenga efecto negativo, expuso Raquel Briseño, quien además forma parte de la Red de Investigación Marino Costera para América Latina y el Caribe (REMARCO).

    Sin embargo, añadió, la pandemia por Covid-19 nos ha obligado a tener mayor conciencia sobre nuestra vulnerabilidad, de ahí que esta experiencia debe conducirnos a repensar nuevas formas de relacionarnos con la naturaleza.

    “La COVID-19 es una advertencia dolorosa en términos de pérdida de vidas humanas, economías trastocadas y problemas sociales en niveles inesperados”, refirió.

    cubrebocas en el mar
    Cubrebocas y guantes encontrados en el mar mediterráneo por la organización Operation Mer Propre Sea.

    Temas prioritarios en la conservación de océanos

    A través de un comunicado, la UNAM enlistó los principales estresores del océano señalados por Raquel Briseño:

    • Acidificación de los océanos.
    • Plásticos
    • Las floraciones de algas nocivas o mareas rojas.
    • Los microplásticos
    • La eutrofización (exceso de nutrientes en ambientes costeros y marinos por fuentes antropogénicas).
    • El vertimiento de sustancias químicas como metales pesados y metaloides o compuestos orgánicos de hidrocarburos del petróleo y plaguicidas.
    • Efectos del cambio climático

    En el caso de los plásticos, dijo, se conocen las grandes islas conformadas por toneladas de residuos en los vórtices de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico, y recién se han mostrado evidencias de su acumulación en el océano más profundo. Se están realizando investigaciones con las mejores herramientas disponibles para dilucidar su impacto en la vida marina y los potenciales efectos en las comunidades humanas.

    Sin embargo, todavía hay muchos vacíos de conocimiento sobre los océanos, a pesar de su rol fundamental para mantener nuestro planeta seguro y saludable. En atención a este tema crucial, la ONU declaró la década 2021-2030 como el «Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible».

    océanos

    ¿Qué podemos hacer?

    Briseño remarcó que debemos fortalecer las capacidades para revertir los graves procesos de deterioro de los océanos y su biodiversidad, a partir de compromisos individuales y colectivos que se complementen con políticas públicas en ámbitos locales, regionales e intergubernamentales.

    Para ello existen los Objetivos del Desarrollo Sostenible, en específico el 14, que señala la necesidad de conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos.

    ”Sólo si nos aplicamos en alcanzar las metas allí propuestas obtendremos los beneficios de la pretendida sostenibilidad”, concluyó.

    Océanos, indispensables para vida del planeta

    De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los océanos ocupan tres cuartas partes de la superficie de la Tierra, contienen 97 por ciento del agua del planeta y absorben alrededor del 30 por ciento del dióxido de carbono producido por los humanos, amortiguando los impactos del calentamiento global. Además, son la mayor fuente de proteínas de más de tres mil millones de personas en el mundo y se estima que esa misma cantidad depende de la biodiversidad marina y costera para su sustento.

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