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    Oportunidad para la generación de un turismo creativo en Mazatlán y el sur de Sinaloa

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    En este artículo de opinión, la autora señala que a través del «turismo creativo» Mazatlán podría desarrollar un modelo de turismo más justo y sostenible, que revalorice el patrimonio cultural.

    Por Marianne Brito Rodríguez.

    Mazatlán vive del turismo, es lo que escuchamos muy seguido; y hay verdad en esa frase, muchas familias mazatlecas viven de forma directa o indirecta de la derrama económica que se genera por las diferentes actividades turísticas que tienen lugar en el puerto. Por esta razón, cuando vemos tambalearse la actividad, debido a diferentes razones, ya sea una pandemia global o la violencia que ha impactado gravemente a nuestro estado en las últimas semanas, todos nos preocupamos.

    Como maestra formando a nuevos profesionistas del turismo, me inquieta que mis alumnos y alumnas puedan conseguir empleo una vez culminen sus estudios; para esto es indispensable que el contexto lo permita, pero además que este empleo no sea precario, les permita ser creativos y ayude a Mazatlán a desarrollarse de una manera más sostenible.

    Mucho se ha hablado ya de turismo sostenible, hemos visto cómo se han apropiado de este ideal de turismo, sobre todo políticos y empresarios, en discursos para maquillar de verde las mismas acciones de siempre. También hemos escuchado que Mazatlán, además de ser un destino de «sol y playa», es también un destino de turismo cultural, pues cuenta, a diferencia de otros destinos de costa, con un área declarada por el INAH como Zona de Monumentos Históricos, así como eventos y actividades culturales y artísticos importantes a lo largo del año.

    Existen algunos esfuerzos además por desarrollar nuevas iniciativas de ecoturismo o turismo de naturaleza, buscando revalorizar el patrimonio natural con el que contamos y mostrarlo a los turistas. Pero pocas veces hemos escuchado algo relativo al turismo creativo. En la Universidad Autónoma de Occidente, a través del proyecto “Capital Intelectual y su relación en la integración de un Destino Turístico Creativo”, hemos estudiado cómo la creatividad bien encaminada puede apoyar en la generación de un modelo más justo de turismo.

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    Playa Norte
    Embarcadero de Playa Norte, Mazatlán, Sinaloa. Foto: Son Playas.

    Desde hace ya algún tiempo las sociedades han ido transitando de procesos de industrialización, donde la producción en serie era la regla; a procesos más creativos, donde la gestión del conocimiento y la cultura resultan fundamentales. Esto incluye al turismo, los modelos más tradicionales y masificados del turismo solían generar paquetes estandarizados, y también, debido a la globalización, los centros históricos y culturales de muchos sitios terminaron por parecerse mucho entre sí.

    Pues bien, desde hace algún tiempo, y en diferentes partes del mundo, sobre todo en Portugal, España y Argentina, se desarrollan actividades que se enmarcan en el llamado «turismo creativo», un tipo de turismo que busca que las y los turistas participen activamente en las experiencias turísticas, dejando de lado la mera contemplación y pasividad que suele caracterizar a un visitante, para pasar a cocrear la experiencia, obteniendo un conocimiento mucho más profundo de la cultura viva de la ciudad o pueblo que visita, y siendo parte, aunque sea por un breve momento, de la vida cotidiana de su comunidad.

    Por su parte, las industrias creativas ofrecen un panorama de oportunidades para vincularse con el turismo en esta región. Una industria creativa, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico se refiere a una actividad basada en el conocimiento que incorpora elementos artísticos, talento, habilidades y que puede incluir el uso de tecnología, vinculando a productores, consumidores y lugares para generar productos culturales intangibles, contenido creativo y/o experiencias.

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    Turismo creativo
    Ceviche de sierra con zanahoria, representativo de la gastronomía local. Foto: Son Playas

    Cuando una industria creativa en particular se impulsa de forma que se convierta en motor de desarrollo sostenible e inclusión de una ciudad, entonces se puede buscar el nombramiento de Ciudad Creativa que otorga la UNESCO. Mazatlán intentó obtenerlo en el ámbito de la gastronomía en 2019 sin éxito, y un grupo de personas de la localidad busca llevar nuevamente la solicitud en 2025. Pero más allá de la obtención o no de este nombramiento, las industrias creativas, ya sean en forma de patrimonio, artes, creaciones funcionales o medios de comunicación, ofrecen valiosas oportunidades en relación con el turismo.

    La música de tambora, como un elemento de identidad sinaloense, ha sido históricamente parte de los atractivos turísticos de la región; sin embargo, como patrimonio cultural inmaterial, y con toda una industria creativa que la acompaña, es posible generar productos y/o experiencias turísticas creativas a partir de esta. Pero también están las nuevas industrias impulsadas por una nueva generación de jóvenes creativos, como las cervezas artesanales, los diseños en camisetas, gorras, bolsas, postales, cuadros y otros que toman como inspiración elementos identitarios de Mazatlán, las nuevas fusiones en gastronomía y mixología, que mezclan elementos de la cocina y los ingredientes tradicionales mazatlecos con otros ingredientes y formas de preparación.

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    turismo creativo
    Banda sinaloense en playa de Mazatlán. Foto: Son Playas.

    Algunas ideas de experiencias turísticas creativas que se pueden desarrollar o que ya se están desarrollando en esta región incluyen cocinar una receta tradicional paso a paso, de la mano de una cocinera local, descubriendo los sitios donde comprar los mejores ingredientes, conociendo a los productores locales, hasta degustar en compañía de la familia del platillo preparado.

    Descubrir el arte de la pesca artesanal, en compañía de los pescadores de Playa Norte, espacio que se sostiene ante los embates de los desarrollos inmobiliarios que proliferan a su alrededor. Vincularse a rutas gastronómicas en los pueblos del sur de Sinaloa, donde además de ofrecer los ricos platillos, se ofrezca la experiencia de preparar un queso fresco, un tamal colado, una machaca o chilorio. Aprender en un taller sobre la elaboración de macetas u ollas de barro con los fabricantes artesanales de Concordia.

    Aprovechar la identidad agroalimentaria del estado de Sinaloa para generar actividades de agroturismo, que pongan en valor la riqueza de la tierra y los alimentos (maíz, tomate, chile, mango, ciruela, caña de azúcar), desde el cultivo hasta el procesamiento de algunos de ellos (por ejemplo: la deshidratación, la preparación de mermeladas, atoles, salsas, dulces, etc.).

    También el senderismo interpretativo y la fotografía astronómica representan áreas que vinculan la naturaleza con la posibilidad de la co-creación y la obtención de un aprendizaje significativo. Las oportunidades son muchas y variadas, se trata de identificar nuestro patrimonio cultural intangible, aquellas cosas que como sinaloenses sabemos hacer, y podemos mostrarle a los demás con orgullo cómo se hacen. 

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    maíces criollos concordia
    Productos cultivados en las parcelas de las comunidades serranas de Concordia. Más información en este enlace. Foto: Raquel Zapien/Son Playas.

    La mercantilización de la cultura puede ser una preocupación latente, no podemos dejar de lado el riesgo que supone convertir una tradición, un saber o un espacio arraigado a la identidad local, en algo que puede comercializarse. Pero podemos elegir qué tipo de oferta turística tenemos, y con esto buscar trascender el modelo de sol y playa, y apostar por rutas, espacios y actividades que reflejen nuestra identidad y nuestras tradiciones de formas más auténticas, y sobre todo, que beneficien a las y los poseedores de esos saberes, a sus familias, y a una nueva generación de profesionales del turismo, que sean capaces de observar las fallas en el modelo que ha prevalecido, y apuesten por modelos innovadores y creativos, que sean más justos y sostenibles.

    DATO

    La UNESCO explica en su página web que el turismo creativo «es una modalidad turística centrada en la creatividad que implica la participación e interactividad del turista que suele desear incluso no ser turista, quiere ser viajero o sentirse local. Este tipo de turistas desarrolla su potencial creativo a través del aprendizaje, la creación o la exhibición de su talento mediante el formato de experiencias turísticas singulares».


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