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    Investigan microplásticos en playas de Mazatlán

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    microplásticos

    Mazatlán forma parte del estudio de microplásticos en ambientes marinos.

    Considerados como una gran amenaza para los mares, más de un millón de microplásticos por kilómetro cuadrado de superficie han sido detectados en zonas del Pacífico Norte, acumulados por efecto de las corrientes marinas, lo que revela una seria amenaza para la vida en el océano y la salud humana sobre la que hay poco conocimiento en México.

    Precisamente, esa es la materia de estudio en el Laboratorio de Tecnologías Sustentables de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en donde se busca desarrollar un inventario de esos contaminantes, informó la doctora Alethia Vázquez Morillas.

    En junio de 2018, un grupo de especialistas de la UAM estuvo en Mazatlán, con el objetivo de hacer el análisis. Se seleccionaron tramos de 100 metros de playa en los que se tomaron diez muestras elegidas aleatoriamente de 10 centímetros de profundidad sobre la línea de la marea alta, informó Vázquez Morillas.

    “Se separaron los microplásticos presentes en la arena y se clasificaron, la importancia de nuestro proyecto radica en que es el primer estudio sistemático que se realiza con alcance nacional, que permitirá conocer la magnitud del problema, así como identificar las principales causas que contribuyen al mismo”, expuso.

    Estudian microplásticos

    En octubre de 2018, la UAM emitió un comunicado en el que dio a conocer que la presencia de 1 millón de microplásticos por kilómetro cuadrado, es superior en masa “a la concentración del plancton, es decir, en ese lugar, más que microorganismos que son la base de la vida en el mar, existen plásticos” y aun cuando la conciencia sobre el tema crece poco a poco, todavía falta mucho para pasar de la atención a las acciones que disminuyan la generación de esos elementos.

    Características de los microplásticos

    Los microplásticos, caracterizados por su tamaño menor a cinco milímetros y que son liberados al entorno derivado de actividades humanas, al dar un manejo inadecuado a ciertos materiales o al desechar residuos que por efecto del viento, la radiación solar o el movimiento de las olas se degradan, pierden sus propiedades y se convierten en fragmentos apenas perceptibles.

    Cuando el tamaño es menor a un milímetro en alguna de sus dimensiones son denominados mini-microplásticos y si miden menos de la milésima parte de un milímetro son nanoplásticos, que se encuentran en suelo, aire y mar, expuso la profesora del Departamento de Energía de la Unidad Azcapotzalco.

    microplásticos
    Los plásticos que llegan al mar se fragmentan en pedazos más pequeños hasta convertirse en microplásticos. Foto: Son Playas. fragmentan

    Una parte de los microplásticos –clasificados como primarios– corresponde a partículas que desde su manufactura presentan un tamaño menor a cinco milímetros e incluyen pellets, microbeads y microfibras, precisó.

    Riesgos para la salud y el medio ambiente

    El riesgo mayor para los ecosistemas marinos es que tales piezas sean ingeridas por las especies animales, lo cual produce bloqueos y afecta las funciones digestivas, además de que en algunos casos son liberadas dosis diminutas de contaminantes, por ejemplo, aditivos presentes en sustancias que se encuentren en el agua, todo lo cual es causa de preocupación global, aunque “no tenemos una idea de la magnitud del daño” que este fenómeno está ocasionando.

    Un peligro para la salud humana consiste en que los microplásticos entran en la cadena alimenticia, ya que “se ha descubierto que en el Golfo de México diez por ciento de los peces registra presencia de éstos e igual porcentaje se ha detectado en atunes del Mediterráneo o tiburones de Brasil, entre otros análisis específicos”; otra gran amenaza es su capacidad de acumular en la superficie compuestos tóxicos, transferidos a los peces u otros animales que los ingieren.

    Microplásticos

    Las especies tienden a bioacumular sustancias y nutrientes que el organismo procesa para ayudar a las funciones vitales; otros no cumplen esta misión, pero son solubles en agua y es posible eliminarlos, sin embargo, ciertos compuestos son solubles sólo en grasa, por lo que tienden a aglomerarse en este tipo de tejidos.

    Eso ocurre con un pez, que al ser ingerido por otro más grande recibirá el mismo compuesto no procesable, lo que provocará congestión, haciendo avanzar la cadena alimenticia en un efecto denominado bioacumulación cuyas secuelas son, entre otras, la contaminación de leche materna por sustancias no solubles que contienen pesticidas, bifenilos policlorados, hidrocarburos, poliaromáticos y desechos industriales integrados precisamente a la cadena alimenticia.

    Este tema –sobre el que hay poco conocimiento en México– es desde hace poco objeto de estudio en el Laboratorio de Tecnologías Sustentables de la UAM, que pretende desarrollar un inventario de microplásticos en playas mexicanas mediante un muestreo en 35 sitios, de acuerdo con un trabajo que se halla en etapa de análisis y procesamiento de información.

    Alcances de la investigación

    El propósito es realizar una medición sistemática para localizar los factores detonadores de la existencia de esos componentes en las costas, así como de dónde están llegando y cuáles son los riesgos que ocasionarían si es que contienen contaminantes –metales e hidrocarburos– en sus superficies.

    Hasta ahora ha sido identificada su presencia en el área de protección de la vaquita marina, en concentraciones de hasta 0.020 microplásticos por metro cúbico (m3) en las zonas más cercanas al puerto de San Felipe, Baja California, dijo la doctora en Ciencias e Ingeniería Ambiental por la Casa abierta al tiempo.

    En esta tarea participan Margarita Beltrán Villavicencio, Maribel Velasco Pérez y Rosa María Espinosa Valdemar, docentes del Departamento de Energía, y alumnos de licenciatura y posgrado de la UAM, la cual lidera el proyecto, así como los investigadores Juan Carlos Álvarez Zeferino, Sara Ojeda Benítez y Samantha Cruz Sotelo, académicos de la Universidad Autónoma de Baja California.

    También se ha contado con la colaboración de la Universidad del Mar, en Oaxaca; la Universidad de Cantabria, España; el Instituto Mexicano del Petróleo; la Escuela Militar de Ingenieros y la Secretaría de Marina.

    Vázquez Morillas expuso que una forma de prevenir la presencia de microplásticos es a través de un consumo responsable y posteriormente una gestión adecuada de los residuos.

    “Esto último es de vital importancia en las ciudades costeras, donde existe mayor posibilidad de que los residuos plásticos lleguen al mar”, dijo.