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    Vestigios arqueológicos de las marismas del sur de Sinaloa

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    Por Luis Alfonso Grave Tirado

    marismas del sur de Sinaloa
    El cerro Del Muerto desde la isla Xucuistillo

    En las marismas del sur de Sinaloa se han registrado más de 180 sitios arqueológicos, desde pequeños concheros, hasta basamentos piramidales de más de 20 metros de altura como El Calón.

    Por: Alfonso Grave Tirado.

    La arqueología es la disciplina científica que estudia las sociedades humanas del pasado a través de sus restos materiales, los cuales se dividen en artefactos (cualquier cosa hecha o modificada por el hombre); ecodatos (los objetos naturales que fueron usados o modificados al ser aprovechados por los seres humanos, como los huesos o semillas de los animales y frutas comidas); estructuras (tanto las construcciones como las derivadas de una actividad, como los restos de una fogata) y los fósiles.

    Sin embargo, para recabar los datos de la mejor manera, es importante que los vestigios sean registrados en su contexto; esto es, la interrelación de los artefactos con los otros vestigios, su asociación o no con estructuras e incluso su ubicación en relación con el paisaje circundante; pues, es ello lo que nos proporciona información sobre el uso y la función de los materiales.

    Arqueología
    Olla del tipo “Borde rojo decorado”. Colección del Museo Arqueológico de Mazatlán
    Foto: Archivo INAH Sinaloa.

    Es decir, si alguien dona una vasija a un museo o Instituto de Investigación, el arqueólogo podrá determinar de ella el nivel tecnológico del grupo que habitaba la zona donde fue encontrada (si esa información le es proporcionada); si el tipo ya había sido establecido previamente, podrá reconocer la época en que fue fabricada y, claro, señalar que formó parte del utillaje doméstico y en particular de las labores culinarias; pero, si esa misma vasija (o una similar) la excava ese mismo arqueólogo y la encuentra asociada a un altar, entonces se abren otras posibilidades de interpretación.

    Recabando datos

    ¿En un primer momento era parte del utillaje doméstico y se depositó frente al altar con comida o bebida como parte de una ofrenda? ¿Se fabricó especialmente para ser parte de la ofrenda? ¿Fue usada para las libaciones del sacerdote que oficiaba los rituales en el altar? Si fuera alguno de los dos últimos casos, la decoración tendría probablemente un simbolismo específico. La vasija en contexto pasa de ser un mero continente e indicador cronológico a una fuente de la cosmovisión de la sociedad que la utilizó. Son entonces los restos materiales en contexto lo que estudia la arqueología.

    No obstante, muchas veces se dan hallazgos fortuitos en los que no tenemos oportunidad de excavar nosotros mismos, pero de los que tenemos noticia relativamente pronto. En esos casos, debemos hacer todo lo posible por reconstruir el contexto en que se recuperaron los vestigios.

    Marismas del sur de Sinaloa

    En el otoño de 2016 se recibió una denuncia ciudadana, de acuerdo con la cual, durante los trabajos para la restauración del manglar, en la isla Xucuistillo se había producido el hallazgo de piezas arqueológicas.

    La llamada fue oportuna, pues, a pesar de que se han realizado investigaciones arqueológicas sistemáticas en las marismas del sur de Sinaloa, en las que se han registrado más de 180 sitios arqueológicos, desde pequeños concheros hasta basamentos piramidales de más de 20 metros de altura como El Calón, son precisamente las isletas al interior de la selva de mangle las que han sido menos exploradas.

    Hallazgo arqueológico
    Ubicación del hallazgo arqueológico. Foto: Archivo INAH Sinaloa.

    La isla Xucuistillo se ubica en las marismas de Escuinapa, en las cercanías de la comunidad de Palmillas. Al este se vislumbra la clara silueta del cerro del Muerto. Para lograr acceder a la isla hubimos de transitar por varios canales de estero, por donde fuimos guiados y trasladados por algunos de los participantes en los trabajos de reforestación, miembros también de la cooperativa de pescadores “Triunfo Pesquero” con sede en Palmillas.

    Ahí pudimos reconocer los canales abiertos para la plantación de brotes de mangle, y fue precisamente durante los trabajos de excavación en la parte central, nos señalaron, donde ocurrió el hallazgo de las supuestas piezas arqueológicas; sin embargo, ni en la superficie aledaña que no había sido alterada, ni en la tierra sustraída de los canales, se observó alguna evidencia que nos indicara que la zona fue habitada en el pasado. “Aquí las encontramos”, insistían vehementemente.

    vestigios arqueológicos
    Zona donde ocurrió el hallazgo. Foto: Archivo INAH Sinaloa.

    Sitio de pesca

    Se resolvió entonces explorar el resto de la pequeña isla y únicamente se descubrió, unos 200 metros al suroeste, un pequeño conchero de almeja de apenas 12 metros de diámetro, en el que recuperaron varios fragmentos de vasijas y el canuto de una pipa de cerámica, a través de los cuales pudimos establecer que quienes recolectaron las almejas habían estado en la isla entre el 500 y el 750 d.n.e.; pero habían estado ahí una corta temporada; pues el conchero tiene poco más de un metro de espesor. Es decir, la isla no fue habitada de forma permanente, pero sí fue un “sitio de pesca”.

    conchero
    El pequeño conchero de almeja de la isla Xucuistillo. Foto: Archivo INAH Sinaloa.

    Los vestigios recuperados

    Ya comenzaba a dudar del supuesto hallazgo cuando alguien recordó que habían tomado una foto y la habían subido al Facebook. En efecto, ahí estaban, en manos de quien las había encontrado y se las había quedado. Al visitarlo en su casa nos dijo que ya no las tenía consigo, que a una de sus hijas le habían gustado y se las había llevado a Tijuana donde reside. Se le señaló que el saqueo, traslado y tráfico de objetos arqueológicos es un delito federal, ya que éstos son propiedad de la nación y es el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) el encargado de su protección, resguardo, investigación y difusión.

    A través del Departamento de Asuntos Jurídicos del INAH Sinaloa, al cabo de unos días, se logró la incautación de las piezas y ahora están en el Museo Arqueológico de Mazatlán donde pronto serán integradas a su exposición permanente.

    El lote se compone de siete elementos: dos cajetes pequeños y cinco figurillas antropomorfas de cerámica. Aún cuando permanecieron más de mil años enterradas en tierra salina y con inundaciones prácticamente año tras año, están relativamente bien conservadas y presentan solo una moderada erosión.

    Los cajetes conservaron parte de la decoración geométrica en colores rojo, naranja y blanco, y se pudieron identificar como parte del tipo “Chametla policromo medio”, indicador de la ocupación del sur de Sinaloa en la llamada fase Baluarte, que se extendió del 500 al 750 d.n.e; esto es, la misma época en que fue ocupado el conchero.

    Cajetes y figurillas prehispánicas
    Los materiales recuperados en la Isla Xucuistillo. Foto: Archivo INAH Sinaloa.

    La ofrenda

    Las cinco figurillas están en posición sedente. Tres son femeninas y están sentadas directamente “sobre el suelo” y dos presentan una especie de manto desplegado frente a ellas como si estuvieran ofreciendo o recibiendo algo. Las dos restantes son masculinas y están sentados sobre sendos taburetes o equipales, uno circular y el otro cuadrangular. Presentan peinados o tocados elaborados y están adornados con orejeras y collares. Como vestido portan únicamente un taparrabo grueso, probablemente un protector de cadera para el juego del ulama.

    A todas les quedan restos de una capa de pintura blanca con algunos diseños en rojo y las tres figurillas femeninas tienen un tocado de forma cónica; características que las adscriben al tipo “Baño blanco pintado”, igualmente diagnóstico de la fase Baluarte.

    ¿Qué hacen estos elementos en una isla prácticamente deshabitada y solo visitada por los pescadores? Seguramente están relacionados con ello, es decir, se trataría de una ofrenda propiciatoria de una buena pesca.

    La explicación arqueológica

    Si trazamos una línea entre el cerro del Muerto y el cerro de las Cabras, los dos cerros más importantes en el imaginario del municipio de Escuinapa, la isla se encuentra en su intersección, aunque más cercana al primero.

    De acuerdo con la relación del padre franciscano Antonio Arias y Saavedra, escrita en 1673, los antiguos pobladores de la región creían que cada uno de sus dioses principales tenía su morada en un punto del paisaje: “Fingieron que la mesa en la Sierra, la estatua de Pyltzintli su asiento el sol, la del Nicanori un brazo de mar, lo del Narama un cerro que llaman “cabeza de caballo y por otro nombre Ychamet que quiere decir “la Casa del Maguey y del Mezcal, la de la Uxxu una peña que está dentro del mar…” (Arias y Saavedra 1990: 300).

    Pylzintli era el Sol, Uxxu, era una diosa de la fertilidad; a Nycanori daban culto los pescadores y los criadores de aves y a Narama adoraban los salineros, los que hacían vino o pulque y sembraban chile (Ibid.: 209-300).

    El principal dios Pyltzintli, el sol joven, el que todos los días nace por el oriente, en este caso por el cerro del Muerto, la que, para los pescadores de las marismas de Escuinapa sería su morada. ¿A él le fue dedicada la ofrenda de la isla Xucuistillo?

    El hecho de que algunas de las figuras presenten atuendos de jugadores de pelota, nos sugiere que la ofrenda se colocó ahí luego de una ceremonia pública en la que participarían varios individuos y que involucró la práctica del ulama. Esto es un indicador de la importancia de la marisma y sus recursos para los antiguos habitantes del sur de Sinaloa desde hace más de 1250 años.

    Marismas Nacionales Sinaloa
    Isla Xucuistillo. Foto: Archivo INAH Sinaloa.
    Dr. Alfonso Grave Tirado
    INAH Sinaloa

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    Alfonso Grave Tirado
    Luis Alfonso Grave Tirado es arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), maestro y doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Investigador del INAH Sinaloa en el Museo Arqueológico de Mazatlán. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Desde 1998 realiza trabajos de investigación arqueológica en el sur de Sinaloa donde ha dirigido más de 15 proyectos de investigación. En la actualidad coordina el Proyecto Arqueológico Sur de Sinaloa.