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    Si hace tanto calor, ¿por qué no tenemos más árboles?

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    Árboles contra el cambio climático

    Por ser una ciudad calurosa la mayor parte del año, Mazatlán requiere de más árboles que den sombra y que favorezcan las caminatas al aire libre.

    Una de las mejores experiencias es caminar una ciudad; es nuestra oportunidad de realmente conocer el lugar donde vivimos o el que estamos visitando. Es en esta actividad tan básica donde se nos activan las ideas, hacemos ejercicio y sentimos la verdadera experiencia del lugar, con sus colores, olores, texturas, pero sobre todo donde conocemos y vemos a más gente.

    No es casualidad que las ciudades mas visitadas del mundo cuentan con excelentes rutas peatonales, bien definidas, amplias, libres de obstáculos y de todo peligro. Ofrecen al peatón la oportunidad de deambular y experimentar el lugar, sin la preocupación de algún riesgo. Todo esto parece muy simple, pero se necesita de una buena planeación para ofrecer el confort y seguridad que el peatón necesita.

    En el caso de nuestro Mazatlán hay un privilegio de la maquina sobre el ser humano, es decir, nuestras vías de comunicación están planeadas y resueltas para que el automóvil transite y se estacione cómodamente, dejando a veces una pequeña banqueta (de un metro o menos de ancha) y que muchas veces están llenas de obstáculos como postes, transformadores, bancas o vendedores ambulantes, entre otros. Esto obliga a muchas personas a caminar por el arroyo vehicular poniendo en riesgo su vida y la de los demás. Por eso es importante recuperar el espacio del peatón, ya que todos somos peatones y debería ser prioridad en cualquier ciudad.

    La falta de banquetas orilla al peatón a caminar por las vialidades.

    Calor sin árboles

    Para Mazatlán, por ser una ciudad tropical con un intenso sol, calor y humedad gran parte del año, es imprescindible la sombra  que nos permita caminar tranquilamente sin sufrir quemaduras, insolaciones u otros daños para nuestra salud, y para esto son necesarios los árboles.

    Está comprobado que las ciudades más arborizadas y verdes son las más bellas, ya que existe una conexión muy cercana e intrínseca entre los seres humanos y los árboles; cuando nos cobijan bajo su sombra no solo nos protegen, también nos ofrecen una atmosfera inigualable que nos hace sentir bien, aumentan nuestros niveles de tranquilidad y felicidad.

    Son múltiples los beneficios que nos ofrecen los arboles y la vegetación: en lo económico aumentan hasta en un 20% la plusvalía de las propiedades aledañas, son importantes filtros de sol, ruido, polvo y son el hábitat para la fauna local.

    Pero tal vez lo más importante en nuestro caso es el confort climático que ofrecen y su combate al calentamiento global, ya que bajan un promedio de 5 grados la temperatura en las ciudades, arrojando importantes ahorros en gasto energético por aire acondicionado, sin mencionar que su sombra es casi imprescindible para poder caminar nuestra ciudad.

    Árboles
    Las áreas verdes favorecen al peatón, a la convivencia, la economía y a la salud.

    Una ciudad más sana

    Una ciudad caminable es una ciudad sana. Las personas que son capaces de moverse por sus propios medios, son más saludables porque queman calorías, pierden peso e incluso se sienten más seguras de sí mismas.

    Una serie de oasis verdes en nuestra ciudad también provocaría mayor interacción entre las personas, invitaría a la gente a habitar el exterior, a compartir ideas, conversar y socializar, lo que a su vez traería un aumento de la calidad de vida, bajaría la inseguridad y por lo tanto la violencia. Existen múltiples estudios que comprueban que las ciudades más verdes también son más seguras. Una excelente idea sería también contar con parques de árboles frutales que ofrezcan frutos a la comunidad, generando así un retorno en alimentos.

    Entonces, ¿por qué no hay suficientes áreas verdes?

    Todo esto se oye sencillo, pero requiere de un gran esfuerzo de la sociedad civil y de Gobierno, ya que la gente tendría que adoptar los árboles, regarlos, cuidarlos, barrer sus hojas y sobre todo respetarlos. La autoridad tendría que implementar en sus viveros municipales la reproducción y siembra sistemática de especies endémicas de buen tamaño para que crezcan bien, así como plantarlos con un contendor sin fondo, enterrado, para que las raíces no dañen banquetas e infraestructura cercana.

    Se necesitaría hacer un análisis de las principales vías de comunicación de la ciudad, documentar las vialidades más transitadas y comenzar con las más áridas para implementar una Estrategia de arborización integral para Mazatlán, en la cual también se tendría que analizar la sección de la calle o avenida, redistribuyendo su espacio, ya que hay muchas que tienen un gran camellón y una pequeña banqueta, lo que se tendría que modificar para ampliar la banqueta, plantar los árboles donde está la gente y disminuir el camellón central.

    A todo esto se le tendría que sumar el gran reto de involucrar a los propietarios de los negocios informarles considerando que esto les traería un beneficio económico, pues el contar con banquetas más accesibles atraería a un mayor número de usuarios y clientes potenciales.

    En nuestra ciudad existe el erróneo mito de que para que un negocio aumente sus ventas debe tener un letrero espectacular casi tan grande como su fachada y nada lo debe de obstruir (muchos árboles han sido talados y han perecido por esa creencia).

    Pensemos.

    ¿Acaso necesitamos mas justificaciones para convertir a Mazatlán en una ciudad más verde?

    Erick Pérez
    M.en Arq.
    eparquitectos

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