En todo el mundo, los ríos llevan anualmente cerca de 37,000 km2 de agua dulce al mar. En Sinaloa, la costa está fuertemente vinculada con los once ríos que nacen en la Sierra Madre Occidental y que desembocan en el océano Pacífico. En su recorrido, los ríos Fuerte, Sinaloa, Mocorito, Culiacán, De las Cañas, San Lorenzo, Elota, Piaxtla, Quelite, Presidio y Baluarte no sólo transportan agua dulce, también llevan a las costas sedimento y nutrientes necesarios para el mantenimiento de los ecosistemas costeros y de actividades económicas, como la pesca.
El agua que se precipita en las partes altas de la superficie terrestre llega a las costas por acción de los ríos, quienes a su vez forman parte de la cuenca, es decir, las cavidades del suelo a través de las cuales el agua de lluvia se concentra y circula hacia un punto de salida.
En la zona alta de la cuenca, el agua es captada, filtrada y retenida por la vegetación del bosque y puede fluir de manera superficial por el cauce del río o se infiltra en el subsuelo y alimenta los acuíferos. Río abajo se encuentra la zona media de la cuenca donde también se colecta agua, aunque en menor medida, y dependiendo de las actividades humanas la calidad del agua puede ser alterada.
Finalmente, en la cuenca baja se descarga el agua del río y con ella también llegan contaminantes, residuos, nutrientes y sedimentos que se originan desde río arriba, en las montañas.
¿De dónde proviene la arena? Aquí te explicamos.



De izquierda a derecha: Bosque de pino en la sierra de Durango, río Presidio y playa de Olas Altas, en Mazatlán. Ecosistemas de la cuenca alta, media y baja, respectivamente. Fotos: Son Playas.
De la montaña a las playas de Mazatlán
En Mazatlán, la provisión de agua potable para uso público, así como para el mantenimiento de los ecosistemas costeros y para las actividades agropecuarias depende principalmente del río Presidio. Desde 2009, el agua del río es almacenada en la presa Picachos que también es fuente importante de agua para el Distrito de Riego No. 111.
Una investigación realizada en 2023 por el Tecnológico Nacional de México, sede Culiacán, identificó que en la cuenca del río Presidio se encuentran sitios mineros al este y al oeste, mientras que en la cuenca media y baja la agricultura intensiva se desarrolla fuertemente.
Ignacio González, miembro de la Red Mexicana de Cuencas, menciona que si en la cuenca media o alta las aguas son vertidas al río sin ser tratadas, el agua que llegue a la costa estará contaminada, afectando procesos químicos importantes para los ecosistemas, esos espacios naturales en donde habitan seres vivos como plantas, animales y microorganismos.
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La deforestación de la cuenca también afecta a las costas
De acuerdo con la Asociación Civil Conselva, Mares y Costas, cada año los bosques y selvas de la cuenca del río Presidio retienen 1 mil 717 millones de metros cúbicos de agua y evitan la pérdida de 1 millón 490 toneladas de suelo por procesos erosivos.
La disponibilidad de agua para las actividades humanas no solo depende de la cantidad de agua que se precipita cuenca arriba. Para preservar el agua, también es importante mantener la salud de la cuenca, de la vegetación y del suelo. Actividades como la deforestación ponen en riesgo la capacidad de la cuenca de retener agua e infiltrarla a los acuíferos. Además, ocasiona un arrastre excesivo de sedimento que llega a las costas y perjudica a los ecosistemas.
Las costas también se enfrentan a la contaminación por exceso de sustancias químicas que sirven de nutrientes para el suelo de la cuenca alta. “Cuando hay cambio de uso de suelo, cuando donde había bosques se deforesta para transformarlos en zonas de cultivo y estas zonas de cultivo usan muchos fertilizantes, más de lo que realmente necesitan nuestros sistemas productivos; ese excedente se va a la costa, a los océanos”, explica Hugo López Rosas, investigador del Colegio de Veracruz y miembro de la Red de Monitoreo de Reservas de Agua.
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De acuerdo con el informe Deforestación en México: Propuestas para una Agenda Nacional elaborado por PRONATURA, en México durante el 2001 y 2021 se perdieron 4 millones 177 mil hectáreas de bosques y selvas, lo que representa el 6.3% de la superficie arbolada del país.
“El agua que escurre a las partes más bajas de la cuenca ahora lleva una gran cantidad de nitrógeno, de fósforo, de potasio y si hay sistemas donde se estanque el agua, como lagos o lagunas, éstas se van a saturar nutrientes. Cuando ocurre esto, decimos que es un sistema eutrofizado porque está saturado de nutrientes y empiezan a crecer algas y otros microorganismos como bacterias y hongos” menciona Ignacio González.
¿Qué podemos hacer? Manejo integrado de costas
Reconocer las relaciones que existen entre el uso del suelo, el agua y la vegetación a lo largo de una cuenca permite que la administración de los recursos se realice desde un enfoque multisectorial, donde la planificación y administración de los recursos beneficie a los distintos usuarios de la cuenca y también se protejan los ecosistemas que brindan servicios ambientales importantes a la sociedad.
López Rosas menciona que el manejo integrado de las cuencas costeras tiene que asegurar agua para consumo público, así como para los sistemas productivos como la agricultura o ganadería, pero también se debe asegurar que el agua que llega a la costa sea suficiente para mantener los servicios ecosistémicos.
“Si un cocodrilo que vive en el cauce del río necesita de agua dulce para llegar a la costa y determinamos que ese cocodrilo necesita una profundidad de dos metros para poder concluir su ciclo de vida, reproducirse y alimentarse. Entonces, lo máximo que podemos extraer de la cuenca es aquello que me permita al menos mantener dos metros de profundidad en la cuenca baja del río y así asegurar que los cocodrilos sigan viviendo” ejemplifica el investigador.
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La disponibilidad de los servicios que la naturaleza brinda a los seres vivos a lo largo de toda la cuenca, como agua dulce, alimentos y regulación del clima dependen del uso que se haga de ellos.