La ausencia de árboles en Mazatlán no es casualidad; el casco urbano enfrenta un serio déficit de áreas verdes generado principalmente por el crecimiento desordenado. Por eso los ‘pulmones’ naturales se han reducido tanto que la ciudad enfrenta una depreciación en arborización con impactos negativos en la calidad de vida.
El ambientalista Sergio Valle Espinoza, miembro fundador del Consejo Ecológico de Mazatlán (CEMAZ), consideró que el origen es el “desarrollismo” urbano que da prioridad al pavimento y edificaciones, de ahí que Mazatlán incumple con la regla mínima establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es de 15 a 25 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, mientras que la realidad indica que a nivel local apenas es de 5 a 10 metros cuadrados.
“Entonces tenemos un déficit de 15 m2 por habitante. Y si somos unos 500 mil habitantes, entonces tenemos al menos 4.5 millones de m2 de déficit de área verde; estamos mal”, advirtió.
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Las áreas verdes implican parques, jardines, avenidas, corredores, y espacios ecológicos, sin embargo, existen colonias, fraccionamientos y espacios públicos que carecen de ellos o los que existen son proporcionalmente inferiores a lo que se necesita. Esto se debe, insistió, a la falta de planeación.
Por otro lado, la ciudad se ha incrementado cerca de 6 mil a 8 mil hectáreas de área urbana en los últimos años mientras que al mismo tiempo se va reduciendo la frontera natural o agropecuaria, añadió.
De lo que nos estamos perdiendo
Los árboles están relacionados con el crecimiento económico y turístico de una ciudad, pues una zona arborizada aumenta hasta 20% el valor de una propiedad; atrae turismo y negocios.
De acuerdo con estudios de organismos ambientales, una ciudad arborizada mejora la salud pública porque hay menos contaminantes, los árboles retienen partículas que flotan en el aire; son amortiguadores del ruido, dan sombra, protegen el suelo, y lo más importante: aportan oxígeno.
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Para Valle Espinoza el déficit tiene consecuencias en la vida diaria de los ciudadanos, incluso para el destino turístico.
“¿Por qué es importante? Porque la ciudad de Mazatlán es una ciudad que se promueve como destino turístico, entonces requiere que se cubra, al menos, lo establecido por la OMS, pero en función de esa norma ya estamos mal porque no se cumple”, apuntó.
Sin datos precisos
Mazatlán carece de un estudio reciente sobre la cantidad de árboles que hay por habitante y no existen datos precisos de cuántos metros cuadrados de áreas verdes existen por ciudadano.
La OMS también sugiere ciudades con 3 árboles por habitante, y Mazatlán no los tiene. Si se sigue esta regla, por su población estimada en 500 mil habitantes debería tener 167 mil árboles.
Un informe del Insituto Muncipal de Planeación hasta 2016 revela otro ángulo del déficit de árboles: Mazatlán debe tener 16m2 de área verde por habitante y hasta ese año tenía 1.6 m2, el resto correspondía a vivienda, comercio, servicios, industria, y vialidades.

La prioridad, según el diagnóstico del Implan, era el desarrollo urbano.
“Eso trae problemas gravísimos para el comportamiento urbano porque no hay áreas de recreación, de juego, y es eso es fundamental para la calidad de vida de niños y jóvenes para empezar”, comentó Espinoza Valle.
El miembro del CEMAZ lamentó que tampoco existan estudios científicos para programar campañas de reforestación; tampoco normativa ni catálogo de las especies ideales para el crecimiento exitoso en la zona urbana.
“Las áreas verdes se han reducido; hoy son para dar acceso al flujo de carros o para desarrollos, no para plantaciones de árboles”
Sergio Valle Espinoza
Sí hay solución
Pero este déficit, como todos los problemas ambientales tienen solución, dice Valle Espinoza.
El ambientalista está seguro que un programa coordinado entre sociedad civil organizada y un ambicioso programa de educación ambiental empujada por el Gobierno puede hacer la diferencia a largo plazo. En otras palabras, Mazatlán sí puede llegar a una ciudad con árboles suficientes si a partir de ahora se impulsan campañas masivas y acciones verdaderas de educación ambiental.
Esto mejoraría otros problemas de contaminación como el de la basura y fomentaría el reciclaje.
Entre los árboles que se adaptan mejor al clima de Mazatlán se encuentran las lguminosas, de las cuales existen más de 27 especies que son de fácil cultivo, el samán, el ébano y el capíro, opinó el especialista.
Sin embargo, el principal obstáculo sigue siendo la omisión de las autoridades y la ausencia de políticas públicas orientadas al medio ambiente.

No hay para campañas: Ecología
La Directora de Ecología y Medio Ambiente, Lourdes Sanjuan Gallardo, reconoció el déficit, la urgencia de tener más árboles, pero a falta de recursos, lo que puede hacer es recurrir al apoyo social.
“Hay muchos ciudadanos que nos están solicitando áreas verdes, vamos a apoyar, lo único que les pedimos es que se hagan responsable de los árboles, que ellos busquen el agua, la fuente del agua, porque se nos complica, en Parque y Jardines solo hay dos pipas y tenemos prioridades”, lamentó.
Aseguró que están dispuestos a donar árboles si algún ciudadano lo solicita y bajo compromiso de cuidarlo. Campañas masivas no hay en puerta.

“Nosotros estamos solicitando a los ciudadanos, primero que se responsabilicen, les conseguimos los arbolitos, vamos a arborizar, nos están solicitando en la Marina, vamos a hacer todo lo posible, donde nos inviten vamos a ayudarlos con la especies. Urge la arborización, pero vamos a esperar la época de lluvia para que no tengan problema de sobrevivencia”, comentó.
Sin continuidad en programas
Otra realidad es que la arborización ha sido prioridad según gobiernos en turno, en el periodo 2011-2013 personal del Ayuntamiento cada sábado era citado en colonias para plantar árboles; pero al término de ese periodo acabó la reforestación semanal.
En el siguiente periodo, 2014-2016, se construyó el parque lineal, más de 5 kilómetros de ‘pulmón’ natural que recorre la zona norte y sur de Mazatlán.
Desde entonces no han implementado más programas masivos y Mazatlán cada vez se rezaga más debido al crecimiento urbano, principalmente por la construcción de nuevos fraccionamientos de vivienda de interés social de norte a sur.
Pero ante el crecimiento urbano, el medio ambiente prácticamente se ha olvidado.
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