Esta pieza forma parte del nuevo proyecto del colectivo Mujeres Creando Sinaloa, integrado por más de 300 artistas que planean montar exposiciones para pedir que el cerro se conserve como espacio natural. «Esta es mi marcha», dice Dianne.
Desde el martes pasado, circula en redes la obra más reciente de la fotógrafa Dianne Hofner Saphiere. Es un collage digital en el que, a través de técnicas de Photoshop dio un nuevo significado a fotografías de aves en vuelo, tomadas por ella a lo largo de 10 años de paseos al Cerro del Crestón y su emblemático faro.
Titulada «Mi hogar no es tu negocio», la imagen muestra a las aves sosteniendo listones en los que se leen diferentes consignas en pro de la protección de esta área natural que continúa sufriendo cambios, con autorización de distintas autoridades federales.
“Te comparto mi obra para ayudarnos a defender el faro de Mazatlán»; así presenta su composición visual en redes sociales la artista norteamericana de la lente.
Residente en el puerto desde el 2008, Dianne ha hecho de su arte activismo en pro de la protección al medio ambiente, como lo muestra cada una de las imágenes recolectadas no solo en Mazatlán, sino en México y el mundo.
“Este es un collage digital, por eso escribí en mi mensaje cuántas horas duré haciéndolo, para que la gente entienda que hay que salir a tomar las fotos, editarlas y luego las 34 horas en hacer collage”, explica, anticipándose a que se pueda creer que por ser digital es una obra hecha en automático.

Esta pieza forma parte del nuevo proyecto del colectivo Mujeres Creando Sinaloa, integrado por más de 300 artistas de lo visual, actrices, bailarinas, coreógrafas, directoras de grupos artísticos, artesanas, promotoras culturales, escritoras, etc.
Hace una semana, explica Dianne, decidieron organizar exposiciones para hacer activismo y ayudar a defender el Cerro del Crestón, el faro de Mazatlán; esto, realizando obras que serán vendidas y, de lo obtenido, una parte se destinará a apoyar a los movimientos de defensa del área.
-Estás concentrando tus experiencias de esos 10 años en una sola obra.
“Sí (ríe), la verdad, así pasó. Me sorprendió cuando me metí a mi Lightroom, la aplicación donde guardo mis fotos, y puse las palabras clave de aves volando sobre el faro. Me impresionó mucho tantas aves diferentes”, acepta.
Con los trabajos resultantes del colectivo, van a hacer varias exposiciones, empezando en Mazatlán y Culiacán. Planean hacer lo mismo en CDMX. “Para que nos tomen atención a la causa, porque es cosa federal. También tenemos planes de montarlas en el extranjero, para que todo el mundo sepa lo que está pasando aquí”, destaca la artista.
Uniendo las diferencias
Con 16 años viviendo en Mazatlán, Dianne es conocida como fotógrafa de naturaleza, con múltiples exposiciones y proyectos, pero durante 45 años también se desarrolló profesionalmente como interculturalista, lo que le permitió trabajar en más de 100 países, enfocada en valorar sus semejanzas y diferencias.
“Tengo 45 años trabajando internacionalmente como interculturalista, ya estoy jubilada, pero yo no veo que un valor mazatleco sea la avaricia, sino ser amigables, hospitalarios, muy trabajadores, comunitarios, la familia es muy importante. Esta avaricia es nueva y es muy fea”, lamenta.
Como interculturalista, trabajó en empresas internacionales del nivel de Samsung y Sony. Su objetivo era que equipos conformados por ejecutivos de diferentes nacionalidades pudieran tomar decisiones efectivas juntos.
“Ellos no tenían manera de tomar decisiones porque las formas de persuadir a una persona, de negociar, de compartir información, son procesos que varían con la cultura. Por ejemplo, la manera japonesa es muy diferente a la china, y del alemán al francés, del gringo al mexicano”, detalla.
Su misión era alinear las diferentes culturas para que todos pudieran trabajar en equipo, contribuir con su mejor esfuerzo, que pudieran escuchar para entender y luego tomar la decisión apropiada.
He viajado y trabajado en más de 100 países, por eso tengo la perspectiva, y Mazatlán está a punto de perder todo lo bueno, está en el punto de convertirse en un lugar donde no hay vuelta.
Dianne Hofner Saphiere

Mazatleca adoptiva
Dianne tiene una historia personal con Mazatlán, la ciudad que conoció en su adolescencia, a la que regresó en varias ocasiones, donde decidió contraer matrimonio y posteriormente vivir. Por eso se autoproclama mazatleca por adopción y se sabe con derecho a buscar lo mejor para el puerto.
“Amo la naturaleza. En mi opinión, las joyas de Mazatlán son su gente y el medio ambiente. Me rompe el corazón, la verdad, no hemos perdido todo, pero ya debemos despertar”, alerta.
Pone como ejemplo lo que está ocurriendo en el mundo por el sobredesarrollo, el sobreturismo y la gentrificación.
“Acapulco, mira cómo está cayendo. Playa del Carmen, Cancún, Venecia, Roma, ya han cerrado a los turistas. Los hawaianos ya no pueden vivir en Hawaii pues es demasiado caro, es puro extranjero que está viviendo ahí y esto es una gran tristeza”, detalla.
Las tres cosas están pasando aquí en Mazatlán, señala, y espera que los mazatlecos despierten, que abran los ojos ante la realidad.
“Eso ya pasó con todos esos lugares. Nosotros, gracias a Dios, nos estamos desarrollando tarde, gentrificando, arruinando, cometiendo ecocidio a nuestro medio ambiente. Si lo agarramos ahorita, tenemos tiempo para rescatarlo”, dice esperanzada.
El objetivo de su obra
“A mí me gustaría que la gente la compartiera, que la gente se motivara en su corazón, en su acción, en su voz. Porque aquí el faro de Mazatlán es patrimonio cultural mazatleco”, afirma.
Cada mazatleco ama el faro, celebra, es una tradición subir a él y se ha convertido en ese algo único que está uniendo a la población en su defensa.
“López Saenz pintó muchas veces el faro en sus obras. El corrido de Mazatlán incluye el faro. Gracias a esos jóvenes y artistas que están participando en defensa del faro. El faro es el único hasta ahorita, que yo he visto que nos une”, comparte.
Esta valiosa unión que ha despertado el Cerro del Crestón y el faro no es algo común y ella lo ha vivido en carne propia pues este no ha sido su único tema de defensa ambiental. Dianne tiene cinco años denunciando los cambios que se están haciendo en El Estero de La Escopama, donde quitaron el permiso a los pescadores de camarón para construir muelles y edificios de departamentos. También en su momento fue testigo de incendios en lo que era el Bosque de la Ciudad, previo a construir el Parque Central y el Gran Acuario, disminuyendo el área de la laguna y eliminando árboles para construir edificios.
“Yo estaba con la boca abierta con el Bosque de la Ciudad que casi nadie dijo nada. Y yo grabando mis videos y lanzando la voz, pero como extranjero no debemos participar en las políticas de México, es contra la ley. Pero, como residente tengo derecho de decir: miren, mazatlecos, están perdiendo sus joyas, sus herencias, su patrimonio, por la avaricia”, denuncia.
En estos momentos, por cuestiones de salud Dianne no puede salir a continuar su misión a través de las imágenes que capta, o bien, participar como testigo gráfico de las marchas que se están realizando. La recopilación y resignificación de su acervo fotográfico es la manera de unirse.
“Quiero apoyar, pues sí me es muy grato de que los más jóvenes están lanzando la voz y están marchando. Por eso hice una marcha, es un vuelo de las aves sobre el faro. Es mi marcha”
Dianne Hofner Saphiere





