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    Lactancia materna para combatir la contaminación

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    ¿Se han dado cuenta lo grave que es el problema de la contaminación? A veces no somos conscientes del impacto que tienen ciertas actividades humanas, hasta que modificamos nuestra percepción. Recientemente, junto a otros colegas, trabajamos en algunos proyectos que tienen que ver con la gestión de residuos sólidos urbanos, donde parte del trabajo es realizar encuestas para conocer la percepción que la gente tiene respecto a la generación de residuos. Tristemente notamos que muchas personas son ajenas al tema.

    Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en el 2017, se generaban diariamente en México 102,895.00 toneladas de residuos sólidos urbanos (basura que se origina en los hogares y zonas urbanas), de los que solo se reciclaron el 9.63%. Como no hay cifras actualizadas, me permito suponer que, para la fecha, la cantidad de residuos que se generan es mucho mayor.

    Estos residuos son un tema relevante y crucial a nivel mundial porque causan efectos negativos en la calidad del agua, del aire, y del suelo que, a su vez, afectan la calidad de vida de toda la población ya que incide en la salud y la economía de cada país.

    En términos ambientales la contaminación puede medirse de diversas maneras. Es decir que, a través de la determinación de diversos parámetros se puede definir qué tan contaminada está el agua, el suelo o el aire. No obstante, desde hace algunos años se utiliza el término “huella ecológica” para indicar el impacto negativo de la sociedad sobre el medio ambiente y también para determinar la superficie que se necesita para soportar los desechos que se generan por dichos servicios.

    Para este año, según información consultada en la web del Global Footprint, se estima que la huella ecológica mundial es de 2.7 para una biocapacidad de 1.6. Esto equivale a que se necesitan 1.75 planetas tierra para satisfacer las necesidades todos los humanos, o sea, ¡requerimos más de medio planeta adicional, para poder cubrir todo lo necesario!  

    Me imagino que se preguntarán ¿esto qué tiene que ver con la lactancia? Les cuento. Ante la situación y el contexto que implica el uso indiscriminado de los recursos, diversos países han optado por tomar acciones para que la gobernanza gire en términos de sostenibilidad, o sea, que se aprovechen los recursos satisfaciendo las necesidades actuales sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras. Asimismo, el estilo de vida (como vivimos, nos divertimos o nos alimentamos) también ejerce un impacto positivo o negativo al medio ambiente.

    La lactancia materna es la forma ideal de alimentar a los bebés. De hecho, la Organización Mundial de la Salud, recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y continuar amamantando hasta por 2 años o más. Sin embargo, casi dos de cada tres menores de 1 año no son amamantados exclusivamente durante los 6 meses que se recomiendan. Lo anterior se asocia mayormente a la comercialización desmedida e incorrecta de las fórmulas lácteas, a la publicidad engañosa y al poco o nulo apoyo laboral y social a las madres que desean lactar.

    Es términos ecológicos, la producción de fórmulas lácteas implica un impacto ambiental importante. De acuerdo con Joffe y colaboradores (2019) y Karlsson y colaboradores (2019), la mayoría de las fórmulas lácteas se basan en leche de vaca en polvo, esto genera metano que contribuye significativamente al calentamiento global y cambio climático.

    Por otra parte, la leche de vaca tiene una huella hídrica de hasta 4,700 litros de agua por kilogramo de polvo (o sea que para producir dos latas de fórmula láctea se necesitan 4,700 litros de agua). Asimismo, la fórmula infantil en polvo solo se prepara de forma segura con agua que se haya calentado a 70° C como mínimo, lo que representa un uso de energía equivalente a cargar 200 millones de teléfonos celulares.

    Es importante mencionar que, la huella ecológica por la producción de fórmula láctea no solo se concentra en su fabricación. Esta industria es un potente generador de desechos, ya que para envasarla se producen 550 millones de latas, que significa el uso de 86,000 toneladas de metal y 364,000 toneladas de papel cada año. Y la lista podría continuar, imaginen todo el gasto que implica el embalaje, la distribución, la publicidad y venta de dicho producto.

    Asimismo, en algunos casos, muchas mujeres que eligen la lactancia materna deben cumplir con jornadas laborales por encima de lo establecido por la ley, donde el permiso de maternidad es muy corto y no tienen apoyo o facilidades para amamantar. Esto implica que hagan uso de contenedores de almacenaje, biberones y extractores de leche para poder dejar las tomas a sus hijos; esta situación es más un problema social-laboral, que ambiental. No obstante, la generación de residuos que esto provoca es mínima comparada con la cantidad de residuos que produce la fabricación de fórmula láctea.

    Por otra parte, la lactancia materna a libre demanda es un producto “zero waste” (residuo nulo o cero), el seno materno es el envase y los bebés son los consumidores. Lo anterior significa que, si una madre elige la lactancia materna como la forma de alimentación para su bebé, puede contribuir significativamente al cuidado ambiental.

    Son muchísimos los beneficios que aporta la lactancia materna y no solo en términos ambientales, incluso se le reconoce como un ejemplo de sostenibilidad, ya que también contribuye al desarrollo económico y al desarrollo social de cada país. Y aunque sus beneficios son reconocidos e indiscutibles, actualmente existe una tasa muy baja de lactancia materna en bebés menores de 6 meses y ni se diga entre los 6 meses y 2 años de edad. Es por eso que el reto es de todos, es muy importante que promovamos y fomentemos la lactancia como una manera de cuidar al planeta. 

    Entonces ¿Cambió tu perspectiva?


    Crédito de foto principal: Alfonso Cerezo/Pixabay

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    Carolina Delgado Alvarez
    Carolina Delgado Alvarez
    Carolina Delgado Alvarez Doctora en Ciencias en Recursos Acuáticos Universidad Politécnica de Sinaloa Líder en Mazatlán de la Liga de la Leche Internacional Mamá lactivista