Antes de ser muchas cosas, antes de ser abogado por la Universidad de Guadalajara, director del Colegio Civil Rosales en Culiacán (en dos ocasiones), director de El Correo de la Tarde de Mazatlán y hasta malogrado gobernador del Estado de Sinaloa. Antes que todo, y desde su primera juventud, fue un poeta de vena popular. Un enamorado de Sinaloa, del mar y de la tambora. También un enamorado de Guadalajara y del estado de Jalisco. A Sinaloa le escribió su poema a La Tambora y a Jalisco su poema Jarabe Tapatío.
Enrique Pérez Arce nació en el mineral de El Rosario el diez de enero de 1889; fue registrado con el nombre de Enrique Pérez Santos y sus padres fueron el abogado Daniel Pérez Arce y Laura Santos. El padre oriundo de Guadalajara y la madre de Culiacán.
Pronto, Pérez Arce reside en Guadalajara, en el hogar de sus padres y abuelos donde hace sus estudios y siendo apenas un estudiante de 18 años incursiona con sus versos en la Revista de Guadalajara “quincenal ilustrado” de los editores y propietarios Yguinez Hnos.
En esta Revista de Guadalajara hemos encontrado dos poemas sobre el mar: El soneto “Marina” que dedica a su amigo Salvador Escudero, con el tema romántico del marino y su novia. El poema fue publicado en el número cuatro, página cinco, con fecha de 15 de septiembre de 1907.
MARINA
A Salvador Escudero. Para Revista. Fresca tarde de abril con oro y rosa, Cielo azul, mar tranquilo, sol sin vida Y una costa lozana y florecida Y una paz donde quiera voluptuosa. Y así como la tarde, fresca, hermosa, Una pobre muchacha entristecida Que contempla de un barco la partida Melancólicamente silenciosa. Y allá en el barco que abandona un cielo Se destaca la efigie de un marino Que cantando tremola su pañuelo; Pañuelo que en el pecho femenino Provoca un llanto de amoroso vuelo Que perturba el silencio vespertino….
“Mazatlán” es un poema de corte descriptivo de la alegría y la fiesta que se vive en las playas mazatlecas. Este poema fue dedicado a la señorita Josefina Salazar a la que llama adorable costeña, seguramente una bella mazatleca. Publicado en la página seis del número dieciocho de la Revista de Guadalajara correspondiente al treinta de mayo de 1908.
MAZATLAN
Para Josefina Salazar, adorable costeña. Las palmas se quejan Y el mar sube y baja…. Y allá más arriba de la inmensa playa, las luces, las torres. Los templos, las plazas, Los viejos jardines Y el montón de casas… Muchos ojos negros… Muchas lindas caras... Mujeres que finjen Estar transportadas Del parque de ensueños Que enflora la Alhambra Que Boabdil un día Mojó con sus lágrimas… Y por donde quiera Dulces serenatas. Los pianos sollozan Dentro de las salas En sus mandolinas Tocan las muchachas. Los maleconeros Rasguean sus guitarras; En la playa en fiesta Las playeras cantan Y los trovadores En las horas altas Musican ternuras Frente a las ventanas… ¡Dios mío!.... ¿qué es esto? ¿Por qué tanta pauta? Las plantas se quejan… La mar sube y baja… ¡Es que ronda el alma De Ángela Peralta!.
El licenciado Enrique Pérez Arce después de su aventura política de ser gobernador de Sinaloa se refugió en su casa de Tlaquepaque, Jalisco y muere en 1963. En su memoria, algunas calles de Mazatlán y El Rosario llevan su nombre.
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