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    La Fama, de Cantón a Mazatlán; una historia de emprendimiento

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    Durante los años de esplendor del Edificio Medrano en Mazatlán, en la esquina de Carnaval y Mariano Escobedo, los locales comerciales de la planta baja fueron ocupados por negocios diversos, pero es el de la tienda o repostería llamada La Fama el que prevalece en la memoria de muchos mazatlecos. Este negocio fue creado y sostenido por espacio de seis décadas por los hermanos Luis N. Bect y Francisco Ung Yen.

    Para conocer con más detalle la historia de esta negociación encontramos y dimos  primero lectura a un artículo muy interesante elaborado por el cronista y periodista Rubén Romero Ibarra titulado La Fama, tienda del Viejo Mazatlán, publicado en el portal de Mazatlán Interactivo. Posteriormente, y para obtener más información,  llevamos a cabo indagaciones y entrevistas a Jesús Bect, nieto de Luis N. Bect y  tuvimos la fortuna de visitar su domicilio, conocer y platicar con la señora Dolores Woo viuda de Ung y sus hijas Dolores y Leticia.

    El primer contacto lo establecí con el oceanólogo y maestro en Ciencias Pesqueras  Jesús Bect, un amigo al que llegué a conocer por medio de las redes sociales y con quien mantengo algunas afinidades de coleccionista. Primero le pregunté si por el apellido Bect tenía algo que ver con los antiguos propietarios de La Fama y de pronto empecé a conocer una interesante historia familiar que pertenece a la presencia de la numerosa colonia china establecida en el puerto de Mazatlán, Sinaloa, el pasado siglo XX.

    Para mayor fortuna encontré que Jesús Bect se ha encargado minuciosamente de crear su árbol genealógico, así como entablar y mantener comunicación con descendientes de los hermanos de su abuelo en China.

    Por medio de Jesús nos enteramos que su abuelo Luis N. Bect era el hijo mayor de una familia numerosa. Nació en China en 1895 y casi al cumplir los 20 años se embarcó en el puerto de Cantón e ingresó a México con ese nombre aproximadamente en 1915; fue reconocido y naturalizado mexicano en 1923 siendo el General Álvaro Obregón Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.

    Francisco Ung Yen, propietario de La Fama. Foto: cortesía.

    Estando Luis N. Bect establecido en Mazatlán llegó su hermano  Francisco Ung Yen, el quinto hijo de la familia. Durante toda su vida en Mazatlán los dos hermanos fueron conocidos con esos nombres y apellidos, pero en realidad sus nombres de origen eran Ng Chun Bi (Luis) y Ng Chun Yen (Francisco).

    Para Jesús Bect es muy importante esta aclaración y forma parte de sus interesantes y minuciosas investigaciones en torno al origen de su familia. Con documentos y fotografías en mano nos muestra la imagen borrosa de sus bisabuelos fundadores de la familia Ng, las de tíos abuelos, tíos y primos, imágenes reunidas con la paciencia de quien durante muchos años se propone conocer a fondo sus raíces.

    Jesús nos cuenta que sus ancestros provienen de una remota y pequeña aldea perteneciente a Tangkou Kaiping en la provincia de Guandong o Cantón, en el sureste de China. Relata también que la tienda conocida como La Fama es parte nodal de la historia familiar en Mazatlán, menciona que su abuelo empieza con la  venta de panecillos, bebidas, golosinas  y cigarros en la vieja estación del ferrocarril  en la Casa Redonda, allá por el actual Parque Bonfil, ahí nació La Fama en forma de venta ambulante de pequeño estanquillo.

    Fotografía familiar de Luis N. Bect y su esposa Guadalupe Quintero Rendón, sus hijos Jesús, María Emilia y Gloria. En el extremo izquierdo el joven Francisco Ung Yen. Foto: cortesía.

    Posteriormente, ya en los años 20, La Fama se instaló en la calle Belisario Domínguez casi esquina de Sixto Osuna (donde hoy se ubica el Edificio Bueso), en un lugar muy cercano al domicilio que ocupaba con su familia en el número 157 de la calle Sacrificio (hoy Niños Héroes). En esta casa es donde lo encuentra domiciliado el Censo de 1930 que por nuestra cuenta consultamos en Family Search.org. Y sabemos que Luis N. Bect de 35 años, de nacionalidad china y repostero de oficio, ya tiene una familia con la señora Guadalupe Quintero Rendón, mexicana y originaria de Escuinapa, Sinaloa; con ella había procreado a sus hijos Luis, María Emilia y Gloria, que habían nacido entre 1925 y 1929 en la ciudad y puerto de Mazatlán. Posteriormente tendrán su domicilio definitivo en la calle Libertad No. 35 Pte.  

    Una tercera sede de la Fama se ubica en la calle Mariano Escobedo y Carnaval, frente al edificio Medrano, donde hoy se ubica un estacionamiento público y del cual hay una muestra de fotografías donde aparecen Jesús, María Emilia y Gloria aun adolescentes y en el mostrador de la tienda vemos a un diligente Francisco Ung Yen atendiendo a la clientela. Luego pasará a ocupar el local de la esquina del Edificio Medrano, donde permanecerá hasta los años 70.

    Jesús nos comenta que su abuelo Luis N. Bect también llevó a cabo negocios en Escuinapa y entró a la  comercialización y exportación de aleta salada de tiburón y ostiones ahumados conservados en aceite.

    El señor Luis N. Bect, fundador de La Fama. Foto: cortesía.

    Sobre su tío Pancho o Francisco Ung Yen, Jesús nos cuenta que nació aproximadamente en 1909 y llegó a finales de la década de los años 20 a Mazatlán, al domicilio de su hermano. Al paso del tiempo conoció a Dolores Woo Angulo, hija del también chino cantonés José Woo y de la señora Gregoria Angulo. Francisco se unió  con Lolita y tuvieron una familia compuesta por sus hijos Dolores, Leticia, Hilda, Manuel y José.

    Jesús relata que la existencia ajetreada de su abuelo Luis se ve interrumpida por una dolencia intestinal o apendicitis que le arrebató la vida en 1940, a la edad de 46 años. A partir de ese momento su hermano Francisco Ung Yen se hizo cargo de la tienda y panadería en el Edificio Medrano y así la sostuvo cerca de tres décadas hasta que cambió la tienda a la calle Belisario Domínguez y Constitución, donde mantuvo abierto el negocio hasta que se retiró y fue a morir a su casa, con cerca de 80 años de edad y la salud mermada por la diabetes, en el año de 1989. 

    Recientemente conocí a la señora Lolita Woo viuda de Francisco Ung Yen, ella con 99 años a cuestas. Hice la cita a través de su sobrino Jesús Bect, recibiéndonos Lolita en su domicilio por la calle Sixto Osuna, en compañía de sus hijas Dolores y Leticia Ung Yen Woo. Más que una entrevista, sostuvimos una charla amena llena de recuerdos, ambientada con fotografías de familia en paredes y muebles, cuento de anécdotas en el marco de una casa habitación decorada con gusto muy oriental de piezas de porcelana por todos lados.

    Ahí supe que La Fama era un negocio misceláneo donde el emprendimiento y la imaginación se ponían en juego todos los días para elaborar pan, pastelillos, panques, panes aromáticos a huevo y especias, esponjosos y azucarados. Eran famosas las soletas de La Fama, unas pequeñas tiras de bizcocho cubiertas de azúcar refinada, también los ladrillos, bollos, ombligos y el pay de calabaza.

    Tanto Dolores como Leticia recuerdan que su padre no manejaba un recetario y que todos los ingredientes los media por tazas o cantidades de harina que se agregaban conforme lo fuera demandando la masa, pero el resultado siempre era de piezas aromáticas. En La Fama también se elaboraban pasteles y se vendían los figurines de azúcar para el pastel de bodas; Dolores menciona que su pastel de bodas lo elaboró don Francisco y que su vestido de novia lo confeccionó doña Lolita, quien aprendió corte y confección en la tienda Singer de Mazatlán que en los años 50 se ubicaba por la calle Ángel Flores.

    El hecho es que la pastelería era algo extraordinario en La Fama, pues no solamente se elaboraba el pan para el pastel, sino que se preparaban las mermeladas y los betunes para la decoración con las habilidades y herramientas del repostero chino. La Fama también tostaba y molía café y atendían la demanda de café caliente, afuera de la tienda algunos parroquianos instalaron la banca de Los Amigos de la Fama y ahí concurrían personajes de la vida pública porteña a deleitarse con el café y los panecillos del lugar.

    Junto a la repostería había otros productos que se expendían, funcionando también como tienda de abarrotes con venta de carnes frías y latería tanto nacional como importada. Por Navidad aparecían las frutas cristalizadas y secas, como la nuez cáscara de papel, otras golosinas y chocolates finos. Para la cena de Noche Buena la estrella central eran los pedidos de pavo horneado acompañado de relleno, puré de papa, salsa y el pan, todo elaborado en la cocina y horno de La Fama. También en las fiestas de Carnaval se vendían platillos de pavo horneado para la cena.

    En el mostrador de La Fama también tenían cabida los cucuruchos de cacahuete salado, garapiñado y japonés, pistaches y las frituras de papa; en las cálidas tardes mazatlecas también se podía disfrutar de un cono de nieve de garrafa. Finalmente, la suerte se jugaba con los billetes de Lotería Nacional, el café también se acompañaba con cigarrillos y puros de La Fama y para las celebraciones del Año Nuevo chino se vendían las famosas carrilleras de cuetes chinos. Jesús cuenta que una de las diversiones de su abuelo y tío abuelo consistía en hacer estallar la pirotecnia con el regocijo propio y el de sus hijos.

    Sobre los hábitos y costumbres de estos emprendedores, la familia nos comenta que tanto Luis N Bect como Francisco Ung Yen disfrutaban de la pesca en las escolleras mazatlecas, también la cacería de venado en el monte y en sus retratos siempre aparecen con la formalidad de hombres de negocios y de buen vestir. Integrados a la sociedad mazatleca y en educar  a sus hijos; también Interesados en su comunidad formando parte de la Asociación China en Mazatlán o Logia Masónica llamada Chee Kung Tong, que tenía su sede en la calle Libertad, donde se recibía a los migrantes recién llegados y era punto de reunión  para  saber noticias y tocar temas referentes a su lejana tierra, formando parte de una de las comunidades de extranjeros con profundos nexos y raíces en la cultura mazatleca, aun y a pesar de reiterados intentos de repatriación por las campañas anti chinas de los años 20 y 30.

    En lo particular, concluyo que la historia de estos migrantes chinos y su manera de enfrentar la vida en la versión México del Nuevo Mundo del pasado siglo XX nos remite a reconocer el valor y la firmeza en el emprendimiento humano y hacer del oficio y la comercialización un estilo de vida que dejó profundas huellas en Mazatlán y en todo el estado de Sinaloa.


    Luis Antonio Martínez Peña
    Luis Antonio Martínez Peña
    Luis Antonio Martínez Peña es doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Entre su obra publicada se encuentran: «El porfiriato en Sinaloa»; «Mazatlán, historia de su vocación comercial durante el siglo XIV»; «Inversiones extranjeras en el noroccidente de México durante el siglo XIX»; «Los vascos en el sur de Sinaloa» y Cancionero de Mazatlán, entre otros.