Todos los árboles nos generan beneficios, pero algunos son idóneos para espacios reducidos y otros para áreas grandes.
Existe una gran variedad de árboles de la región aptos para las labores de reforestación de áreas verdes, para jardinería o para el hogar. Conocer las características de las especies es importante para hacer la mejor elección, pues las raíces, los troncos y las copas, requieren espacios y condiciones diferentes para su desarrollo.
En el caso de Mazatlán, autoridades, ciudadanos, y organismos ambientales han manifestado interés en combatir el déficit de árboles y áreas verdes de la ciudad mediante campañas de reforestación a diferentes escalas.
Pero, ¿cuáles especies se deben plantar y en dónde?
Árboles que no rompen banquetas
Para áreas reducidas como banquetas y jardines pequeños, por ejemplo, se recomiendan árboles con raíces que crecen de forma vertical hacia abajo con escasas ramificaciones; a este tipo de raíces se les llama pivotantes, explica Francisco Amador Cruz, especialista en ecología vegetal.
Estas raíces no rompen banquetas porque apuntan hacia abajo y no se extienden.
En este grupo se encuentran las amapas, cedros y venadillos; estas especies son regionales y aptas para el clima de Mazatlán; también se recomienda el olivo negro, especie nativa de Nayarit, que se adapta al clima local y el tabachín enano, originario de Madagascar, pero naturalizado en muchas regiones del mundo, señala.
Características
Existen diferentes especies de amapas, sin embargo, sus raíces y comportamiento son similares, por lo que todas son aptas para banquetas y jardines pequeños, expone Amador Cruz.
Las amapas florecen entre febrero y mayo y fructifican a partir de junio; en condiciones favorables, llegan a vivir entre 50 y 60 años. En su primer año de vida alcanzan un metro de altura logrando un máximo de siete metros.
Los olivos negros también tienen una altura similar, pero como su tallo es más delgado, crece más rápido. Sus flores son diminutas y sus frutos atraen a las aves, como cotorros y palomas.
El tabachín enano (Caesalpinia pulcherrima) es un arbusto que alcanza una altura máxima de dos metros, pero también existe una especie de árbol de mayor altura y de raíces extendidas (Delonix regia), por lo que es importante verificar la especie a la que corresponde antes de plantarlo en espacios reducidos.
Otras opciones de árboles regionales de raíces pivotantes son el cedro (Cedrela odorata), venadillo (Swietenia humilis) y guásima (Guazuma ulmifolia); esta última presenta mayor resistencia a la sequía y variaciones de acidez del suelo.
En todas las especies aquí mencionadas se recomienda un riego de dos veces por semana durante los primeros seis meses de su plantación y después una vez por semana.
La lluvia de oro es muy apreciada por sus bellos ramilletes de flores amarillas, sin embargo, no se recomienda plantar en espacios menores de 4 metros cuadrados porque sus raíces brotan y dañan banquetas. Esta especie proviene del oriente medio pero presenta una gran capacidad de adaptación.
Árboles regionales para parques y áreas verdes
Entre la flora regional destacan especies idóneas para parques y áreas verdes porque son de mayor altura y sus copas extendidas dan más sombra, tal es el caso de las ceibas (Ceiba pentandra), tabachines (Delonix regia) y huanacaxtles (Enterolobium cyclocarpum).
Estas especies rebasan los diez metros de altura y sus copas llegan a medir hasta los 20 metros de diámetro, lo que las hace ideales para climas calurosos como el de Mazatlán.
Las raíces de estos árboles pueden extenderse hacia los lados de forma superficial en lugar de alcanzar grandes profundidades, formando contrafuertes, por lo que no son adecuados para espacios reducidos de áreas habitacionales, pues sus raíces pueden dañar banquetas y estructuras.
Los árboles brindan múltiples beneficios
Todos los árboles nos brindan una gran cantidad de beneficios: nos dan sombra, reducen la temperatura, generan oxígeno, ayudan a mantener el ciclo del agua, además de proveer alimento a los seres humanos y a las personas.
Los árboles también son punto de reunión de familiares y amigos; descansar bajo su sombra, compartir alimentos y convivir, son valores recreativos importantes.
Un lugar arbolado tiene mayor plusvalía y valor paisajístico sin dejar de lado otra función social y cultural importante: plantar un árbol genera identidad, arraigo y respeto por la naturaleza.
“Sembrar una planta y verla crecer te genera identidad”, concluye Francisco Amador, especialista en ecología botánica.
Si se desea inculcar amor y respeto por la naturaleza en los niños, esta es una forma de hacerlo.
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