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    Chametla prehispánica

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    La cuenca baja del río Baluarte fue una de las zonas más densamente pobladas durante la época prehispánica de todo el noroccidente de México. Chametla fungió como su capital política, económica y religiosa.

    La presencia de vestigios prehispánicos en Chametla es probablemente uno de los asuntos más conocidos respecto de la arqueología de Sinaloa, y no es para menos: es la zona del sur del estado con la mayor abundancia y complejidad, no únicamente de materiales sino también de restos arquitectónicos. Su relevancia se puso de manifiesto desde la primera investigación arqueológica formal en el estado de Sinaloa.

    Carl Sauer y Donald Brand reportan a principios de 1930 que fue la zona baja del río Baluarte, específicamente entre Apoderado y Chametla, donde encontraron “los más impresionantes vestigios en la superficie” en todo el estado de Sinaloa.

    En la última década se ha podido establecer con cierta precisión su tamaño y distribución, su profundidad temporal y el área de la cual funcionó como cabecera política. A pesar de que se ha reconocido arqueológicamente apenas la mitad de la cuenca baja, hemos registrado 108 sitios arqueológicos: 73 en su margen sur y 35 en su margen norte. La mayor parte de los cuales se ubican a una distancia de entre uno y dos kilómetros del río, justamente donde el suelo es rico en nutrientes.

    Las poblaciones prehispánicas se encontraban tan cercanas entre sí –apenas separados entre 200 y 300 metros- que dan la apariencia de una sola comunidad con caseríos dispersos y entremezclados entre ellos los terrenos de cultivo.

    Chametla
    Mapa con la ubicación de los sitios arqueológicos.

    Ahora bien, no todos los asentamientos estuvieron ocupados al mismo tiempo, y a la vez, hay notables diferencias entre las diversas comunidades arqueológicas. La mayoría abarcan menos de una hectárea y se caracterizan por apenas una “lomita”; esto es, una ligera elevación resultado de la acumulación de los desechos derivados de una ocupación relativamente prolongada; pero en algunos las evidencias en superficie son mucho más notables, pues en ellos se observan varios montículos como en La Loma del Guancho, El Bebelamo, La Loma de los Magueyes, Pozole, La Loma de las Pilas y Apoderado, en su margen sur.

    Chametla prehispánica
    El Bebelamo. Foto: cortesía.

    En su margen norte destaca Coacoyolitos: se compone de cuatro conjuntos que abarcan más de 40 hectáreas (1 kilómetro de este a oeste por 400 metros de norte a sur). El Conjunto principal es una enorme plataforma de casi 400 metros de larga por 160 metros de ancha sobre la que se asientan tres montículos. Se trata, además, de uno de los sitios con la mayor cantidad y calidad de materiales arqueológicos, incluyendo metates, manos de metate, hachas, malacates, figurillas y puntas de proyectil, y también tiestos diagnósticos de las distintas etapas de ocupación reconocidas hasta ahora en el sur de Sinaloa, desde por lo menos el 250 d.C. y quizá hasta la llegada de los españoles.

    Chametla
    Coacoyolitos. Foto: cortesía.

    No es, sin embargo, el asentamiento principal de la cuenca baja del río Baluarte. Éste se encuentra en la margen sur, entre las poblaciones de Apoderado y Chametla, y fue registrado precisamente con el nombre de esta última: Chametla. El sitio arqueológico de Chametla tiene una extensión de casi 100 hectáreas (1.5 kilómetros de este a oeste por unos 600 metros de norte a sur) y se compone de más de 50 montículos.

    Chametla
    Croquis del sitio arqueológico de Chametla.

    El grupo principal se encuentra a orillas de una laguna temporal y está conformado por los locus 17 (Loma de la Alberca), Locus 20 (Tierra del Padre), Locus 25 (El Tamarindo o Loma del Tecomate) y Locus 26 (La Loma del Panteón); el cual es un complejo ininterrumpido de extensas plataformas sobre las que se asientan al menos 22 estructuras arquitectónicas, destaca en primer lugar La Loma del Panteón, ya que se compone de una plataforma alargada de norte a sur de 150 metros de larga por casi 60 metros de ancha, en la que en su lado sur se asienta un montículo piramidal de 40 metros de lado en su planta y una altura superior a los 8 metros.

    Chametla
    Loma del Panteón. Nótese que sobrepasa con facilidad la altura del camión. Foto: cortesía.

    Por su parte, Tierra del Padre es una enorme plataforma de casi 400 metros de largo por casi 150 de ancho y más de 4 metros de altura sobre la que se asientan cuatro montículos y una cancha de un juego de pelota. Al norte se ubica otra extensa plataforma, La Loma de la Alberca. Aunque es menos alargada (casi 300 metros), tiene casi la misma área, pues es más ancha (unos 200 metros), y los montículos sobre ella son más pequeños.

    La zona noreste está compuesta de montículos bajos de unos 50 metros de diámetro, pero en su zona central se levanta otra estructura conocida como La Loma de Ramírez. Se trata de una loma natural que fue acondicionada mediante rellenos artificiales hasta conformar una enorme plataforma de casi 100 metros por lado, sobre la cual, hacia el noroeste se erige un montículo piramidal de casi 10 metros de altura.

    Chametla, Rosario
    Loma de Ramírez. Foto: cortesía.

    La mayor parte de los edificios, tanto los ceremoniales como las unidades domésticas, se orientaron con base en dos de los cerros más destacados del paisaje. Hacia el norte se yergue la cima del cerro San Isidro y hacia el este, se erige la mole del cerro del Yauco, por donde se asoma el sol todas las mañanas.

    Chametla
    La salida del sol en el cerro del Yauco cerca del solsticio de verano. Foto: cortesía.

    Así, el estudio arqueológico de superficie de la cuenca baja del río Baluarte, aunque todavía no se ha completado, nos permite adelantar que fue habitado de forma permanente por más de 1500 años, desde por lo menos los inicios de nuestra era, hasta la llegada de los españoles a finales de 1530. Fue, sin duda, una de las zonas más densamente pobladas durante la época prehispánica de todo el noroccidente de México. La misma ubicación de los asentamientos, así como los materiales asociados, nos indican que no únicamente la agricultura fue la actividad económica importante, sino también, y en buena medida, la pesca y la recolección de moluscos.

    Chametla, Rosario
    La desembocadura del río Baluarte y la zona de esteros. Foto: cortesía.

    La presencia de estructuras arquitectónicas monumentales en algunos de los asentamientos nos señala que estos estaban por encima del resto, en términos de estratificación política, y, por ende, también los impulsores de su construcción: los sacerdotes-gobernantes. En este sentido, vale la pena remarcar que los principales edificios ceremoniales presentan un diseño arquitectónico similar; esto es, una plataforma alargada con un montículo en uno de sus extremos.

    No sabemos todavía el significado específico de este patrón arquitectónico, pero, como hicimos notar, todos se construyeron tomando como referencia dos de los principales cerros de la zona: el cerro San Isidro al norte y el cerro del Yauco al oriente. Que nos baste ahora con destacar el significado de sus nombres. San Isidro es el patrón de los agricultores. Yauco es un término de origen náhuatl y se puede traducir como “el lugar del yauhtli”, o “el lugar de los que son de yauhtli”. “Los que son de yauhtli” era una de las fórmulas esotéricas con que se referían a los tlaloque, los dioses de la lluvia en el centro de México; es decir, el cerro del Yauco se puede considerar el lugar de donde surge la lluvia y, por tanto, los mantenimientos.

    “Los hombres –dicen A. López Austin y L. López Luján, en su libro Monte Sagrado-Templo Mayor- se apropian ideológicamente del paisaje al reconocer el Monte entre las mayores prominencias circundantes. Lo hacen foco irradiador de la sacralidad que justifica y protege su asentamiento, el eje del entorno y, mucho más radicalmente, la fuente de su propia naturaleza como grupo humano”. No es de extrañar, pues, que el cerro del Yauco tenga todavía reminiscencias casi sagradas para quienes habitan en el sur de Sinaloa y en particular en la cuenca del río Baluarte.

    Cerro del Yauco
    El cerro del Yauco en la bruma. Al pie la iglesia de Rosario. Foto: cortesía.

    Así, en la cuenca del río Baluarte se manifiesta una enorme complejidad social, política y religiosa a lo largo de más de 1500 años; durante el cual, por lo menos en los últimos 1000 años de la época prehispánica, Chametla fungió como su capital política, económica y religiosa.


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    Alfonso Grave Tirado
    Alfonso Grave Tirado
    Luis Alfonso Grave Tirado es arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), maestro y doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM. Investigador del INAH Sinaloa en el Museo Arqueológico de Mazatlán. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Desde 1998 realiza trabajos de investigación arqueológica en el sur de Sinaloa donde ha dirigido más de 15 proyectos de investigación. En la actualidad coordina el Proyecto Arqueológico Sur de Sinaloa.